lunes, noviembre 25, 2024
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Romero, nadadora con síndrome de Down, expresión de vida y valor

REDACCIÓN

Cuando Yaroslavi Romero nació hace 37 años con síndrome de Down, algunos especialistas le dijeron a su mamá que no haría nada de su vida, y ahora suma 250 medallas conquistadas, siendo las últimas una plata y un bronce en natación de los Special Olympics World Games Abu Dhabi 2019.

El 16 de marzo pasado, en la categoría U04, ganó medalla de plata en la prueba de mil 500 metros en aguas abiertas en mar, en la modalidad de compañera unificada, con Adriana Moreno; y tres días después, en individual, se adjudicó la de bronce en los 800 metros de nado libre.

Su primer contacto con el agua fue cuando doña María de Lourdes López Hernández llevó a su niña a la delfinoterapia en el Acuario del Bosque de San Juan de Aragón, el cual cerró sus puertas en noviembre de 2009, después de 38 años de servicios.

Ahí encontró su mundo, su felicidad y pasión, tanto, que ahora en la alberca Olímpica Ceforma, en la alcaldía de Tlalpan, en la Ciudad de México, flota en poses triunfadoras: con los brazos cruzados y también levantados para exhibir sus músculos.

«Sí, estoy contenta y feliz», dijo en entrevista con Notimex la atleta a quien le gusta competir y entrenar en el mar y practicar en el río Las Estacas, Morelos, donde lo hizo para ir a Abu Dhabi. «Me gustó la competencia. Es bonito el mar».

Acompañada en la entrevista por Adriana Moreno, compartió que «platicamos, reímos y bailamos», y también reveló que le gusta la música de los grupos Magneto, Mercurio, Kabah y OV7, así como de Selena.

Cuando escuchó la palabra medalla, parecía que había recibido una descarga de felicidad y alegría plasmada en su rostro, y entonces agarró sus preseas colgadas al cuello y empezó a posar como toda una artista. «Yo, mucho más (medallas)», expresó.

Adriana Moreno, de 45 años, conoció a Yaroslavi hace más de 25, porque su esposo la empezó a entrenar y cuando le vio posibilidades de nadar más distancia la canalizó a la alberca olímpica de la UNAM, y entonces quedó al mando de otro entrenador.

«En enero de 2018 se me propuso ser su compañera unificada para estar en estas pruebas», comentó Adriana, quien además es una motivadora, guía, marca ritmo y echa porras en plena competencia.

Cuando por primera vez fueron a entrenar al mar vio en su rostro sus miedos e inseguridad, y poco a poco rompió eso con su ayuda y ahora lo hace sin temor, más bien con gusto.

«Verdaderamente la medalla significa mucho, pero más es el logro que ella ha obtenido, (eso) es mucho mayor», analizó Moreno, quien cree que hay un chip que las une para tener la mejor sincronía.

Ella se hincha de felicidad al comentar que «conocer a los chicos que nunca se dan por vencidos, siempre tienen una sonrisa, siempre van con todo a llegar a sus metas, eso me motiva y contagia, y eso me hizo tomar esa parte, ese pedacito de ser su compañera».

Del entrenador Víctor Mejía compartió que «nos encamina, nos dio el consejo y entrenamiento adecuado, y fuimos escalando esa montaña que a veces la veíamos imposible; si no hubiera sido por él, no hubiéramos tenido el resultado que tenemos ahora».

María de Lourdes López Hernández es una mamá muy feliz, porque las preseas de Abu Dhabi, y las demás que ha obtenido su hija son el logro de 37 años de terapias, de esfuerzos, disciplina y cansancio, y a veces el no ir a alguna diversión, el tratar que ella no sienta la carga, más bien que disfrute.

La madre también ha tenido que aprender de los entrenadores que han edificado la vida deportiva de su hija. «A veces, nosotros como padres hacemos que el deporte sea muy obligatorio, y no es así, que lo disfrute, y el agua es su adoración, y eso me llena de más gusto, porque no quiero que sea algo obligatorio, sino de diversión».

Sobre el tema de esas preseas que iluminan su casa, recordó que «una vez alguien me dijo que ella no iba a ser nada, que no iba a realizar nada, que ni llorara por ella, entonces, las 250 medallas significan cada esfuerzo y logro».

También «ver (cada medalla) es una etapa de su vida, desde que nació hasta donde está ahora, porque cuando yo la veo en un podio y le ponen (la presea) ella expresa la vida, expresa el deseo de ser alguien, el deseo de que ella es importante y de que ella también tiene valor».

A su vez, el entrenador Víctor Jiménez, quien se ocupa de cada detalle en los entrenamientos y se siente rebosante de cumplimiento, compartió que «es una satisfacción increíble. La verdad, me encanta el resultado».

Para ir a los Special Olympics World Games Abu Dhabi 2019 planeó tres entrenamientos a la semana en la alberca olímpica Ceforma, de dos horas cada uno, y salidas los fines de semana para nadar a contracorriente en el río Las Estacas, y en Tequesquitengo, en Morelos; en la presa de San Luis Taxhimay, Estado de México, así como en Puerto Marqués en Acapulco, Guerrero.

Yaroslavi Romero es más que una nadadora campeona con síndrome de Down, porque fue a la escuela, cuenta con una capacitación técnica laboral, es titulada como cheff y tiene una capacitación de repostería por la Cámara Nacional de la Industria Panificadora y Similares de México (Canainpa).

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