lunes, noviembre 25, 2024
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Si no lo digo, no existe

POR Tonantzin ROMERO

Este año está catalogado como desafortunado en la mente de las personas debido a la aparición del nuevo virus SARS-CoV-2, mayormente conocido como Covid-19, coronavirus, o, simplemente Covid. Podríamos pensar que, actualmente, nos enfrentamos al fenómeno provocado por este nuevo virus e incluso de la infodemia, sin embargo, también somos testigos de un fenómeno lingüístico interesante.

Es claro que la pandemia de Covid-19 ha cambiado nuestro entorno, la sociedad, nuestra visión de mundo, he incluso nuestra forma de expresarnos o referirnos a esta nueva enfermedad.

En primer lugar, debemos saber que el lenguaje es una capacidad exclusiva del ser humano para comunicarnos mediante signos y símbolos cargados de significado.

La carga de significación se divide en 2 dimensiones: una de detonación que se refiere a significar objetivamente, en otras palabras, es el significado propio de la palabra sin matices, que generalmente encontramos en el diccionario.

En el caso del Covid-19 su denotación es: “enfermedad infecciosa causada por el coronavirus [SARS-CoV-2] que se ha descubierto más recientemente [2019]” (OMS).

Por otro lado, la connotación es el o los significados secundarios o subjetivos de una palabra o frase, los cuales varían dependiendo del contexto en el que se emplea. Un gran ejemplo de este fenómeno es el albur mexicano; un juego de palabras en el que nos centramos en el doble sentido y no en el significado directo de las palabras.

El Covid-19, por la situación actual connota, por ejemplo, muerte, miedo, baja economía, control, dolor, tristeza, etc. Esto debido al impacto que de la enfermedad a nivel mundial; sin embargo, no es ese el significado real la palabra.

Entendido lo anterior, el fenómeno del lenguaje que ha producido la enfermedad del SARS-CoV-2, y que posiblemente ya hayas notado, es el Tabú lingüístico.

Este fenómeno deriva de directamente del significado de la palabra Tabú que hace referencia a lo prohibido, lo que no puede mostrarse, tocarse o mencionarse por conveniencia social, religiosa, o emocional. A partir de esto se determina que los factores más importantes para considerar que algo es un tabú son las siguientes:

  • Prohibición por aversión emocional o costumbre social
  • Prohibición por sacralidad y naturaleza inviolable
  • Prohibición por invocación y temor a un castigo inmediato por una fuerza sobrenatural
  • Prohibición impuesta por la sociedad o una costumbre como medida de prevención

En el caso específico del Covid-19, el nombre de la enfermedad tuvo una evolución bastante singular derivada de las emociones entorno a esta.

Al principio era bastante común que el nombre apareciera o la mencionara cualquier persona debido a la incredulidad. Había chistes y memes en las redes sociales aludiendo a que la enfermedad era falsa o una exageración; sin embargo, con el paso del tiempo descubrimos que el SARS-CoV-2 no era ni es una broma.

Cuando el virus empezó a propagarse de forma incontrolable y a cobrarse la vida de miles de personas, la sociedad comenzó a entrar en pánico, pasamos de los chistes donde se nombra la enfermedad a tratar de evitar mencionarla, sobre todo cuando personas cercanas tenían síntomas de Covid-19, pues pareciera que con solo mencionarlo automáticamente se hablaba de muerte y con ansias de evitar la tragedia  se comenzó a dejar se referirse a ella por su nombre y casi santiguarse al escuchar que alguien mencionaba la ahora palabra “prohibida”.

Después, la necesidad de comunicación y el contexto permitieron que las personas pudieran referirse al Covid-19 sin mencionarlo directamente, por su connotación; comienza a surgir la denominación de “la enfermedad”.

Actualmente, pareciera que solo las autoridades, los especialistas y noticieros pueden mencionarla; sin embargo, parte de la sociedad a procurado evitar la palabra por toda la carga emocional y traumática que ha surgido a su alrededor, esta es una forma de evadir la realidad, más aún cuando la gente baja la guardia, pareciera que de la excesiva mención surgió el pánico y la exacerbación de medidas para evitar el contagio, para después evadirla e ignorar que la pandemia sigue.

Y no es la primera vez que esto ocurre, pues el tabú lingüístico se ve reflejado en varios aspectos de nuestra vida diaria y la mayoría están vinculados a la muerte y la salud, donde sustituimos el nombre de padecimientos como VIH, SIDA, Cáncer y demás afecciones por “la enfermedad” para así disminuir el impacto o como negación.

¿Este rápido descenso en los protocolos de salubridad, por parte de los ciudadanos, podría deberse a la evasión de la realidad por el fenómeno del tabú lingüístico?

¿Habías notado este fenómeno lingüístico a tu alrededor?

¿Qué otros tabús lingüísticos conoces?

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