Redacción
Tulsi Gabbard fue confirmada como directora de inteligencia nacional de Estados Unidos en una votación del Senado marcada por la controversia y la división partidista. Su designación generó debate debido a su historial de declaraciones sobre Rusia, su encuentro con el exlíder sirio Bashar Assad y su respaldo a Edward Snowden. A pesar de las dudas iniciales, los republicanos le dieron su apoyo mayoritario, con la excepción de Mitch McConnell.
La llegada de Gabbard al puesto ocurre en un contexto en el que la administración actual busca reestructurar diversas áreas del gobierno federal, incluyendo el aparato de inteligencia. La Oficina del Director de Inteligencia Nacional, creada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, ha sido objeto de críticas por su supuesta politización y crecimiento desmedido. Algunos sectores republicanos ven en la nueva directora una oportunidad para redefinir el enfoque de la agencia, mientras que los demócratas han manifestado su preocupación por su falta de experiencia en inteligencia y sus posturas pasadas.
El proceso de confirmación estuvo acompañado de tensiones dentro del Senado. Varios legisladores republicanos expresaron inicialmente sus dudas respecto a la postura de Gabbard sobre Snowden y su relación con Rusia y Siria. Sin embargo, con el tiempo se convencieron de su compromiso con la misión central de la oficina: coordinar la labor de las agencias de inteligencia y asesorar al presidente. Entre quienes mantuvieron su oposición, McConnell destacó el riesgo que representa su nombramiento, mientras que los demócratas cuestionaron su idoneidad para el cargo, señalando que sus antecedentes podrían afectar la confianza de los aliados de Estados Unidos en el intercambio de información.
La relación de Gabbard con figuras controvertidas ha sido un punto central de la discusión. Su reunión con Assad en 2017 generó fuertes críticas, al igual que sus declaraciones sobre el uso de armas químicas en Siria. En su audiencia de confirmación, defendió su decisión de reunirse con el entonces mandatario sirio, asegurando que fue una oportunidad para cuestionarlo sobre derechos humanos. También abordó su postura respecto a Snowden, reconociendo la importancia de la información que reveló, pero señalando que violó la ley al divulgar documentos clasificados.
En medio de la reorganización del aparato de inteligencia, algunos empleados de la CIA y otras agencias han recibido ofertas de separación voluntaria. Paralelamente, han surgido preocupaciones sobre el acceso a información clasificada que podría tener el Departamento de Eficiencia Gubernamental, encabezado por Elon Musk. La influencia de Musk en la política interna del Senado quedó en evidencia cuando, tras una publicación en redes sociales, el senador Todd Young reconsideró su postura sobre Gabbard.
Gabbard, veterana de la Guardia Nacional y excandidata presidencial en 2020, asume el cargo sin experiencia previa en agencias de inteligencia ni en la gestión de un departamento gubernamental. Su oposición a programas de vigilancia como la Sección 702 ha sido un tema de debate, al igual que sus declaraciones que han coincidido con la narrativa del Kremlin respecto a Ucrania. Con su nombramiento, se abre una nueva etapa para la comunidad de inteligencia estadounidense, en la que sus decisiones y liderazgo estarán bajo constante escrutinio.