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Gabriela Goldsmith hizo fotonovelas con otro nombre

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* Participó en el género desde finales

de los 70 y hasta principios de los 90.

México.- Sin ser actriz y con otro nombre, Gabriela Goldsmith inició su carrera a los 16 años en comerciales y fotonovelas, género en el que destacó en infinidad de portadas.

«Hice fotonovelas antes de empezar a actuar profesionalmente, estaba súper chiquita, pues desde tercero de secundaria mi mamá (Carmen Guasch) me llevó a hacer comerciales y revistas de ese tipo, sin imaginar que me dedicaría a esta carrera», platicó Goldsmith.

Primero se hacía llamar Gabriela Goldschmied, su nombre real y a los 16 años, cuando contrajo nupcias con Roberto de Landa, se cambió el apellido a fin de colaborar en las revistas de Manuel de Landa, tío de su entonces esposo.

De Landa fue propietario y director general de fotonovelas como «Cita…», «Chicas», «Cita de lujo» y «Ternura». Como Gabriela de Landa aparece en «Nuestra desolación», al lado de Juan Antonio Edwards, para la revista «Chicas»; en «Ternura», con el mismo nombre, participó junto a Leonardo Daniel en la historia «Drama de una vida», escrita por Yita de Otero.

De la misma autora estelarizó «Su príncipe azul», teniendo como pareja a Antonio Valencia, y después, con Manuel Saval e Irlanda Mora, formó el triángulo amoroso de «Sueños de amor», entre otros títulos.

Durante las reuniones para festejar el éxito de las fotonovelas, Gabriela se sentaba con la familia De Landa, mientras que Verónica Castro, Lucía Méndez, Maribel Guardia, Alicia Encinas, Carlos Bracho y otros actores estaban en otra mesa.

«Los veía como las grandes luminarias que eran, pues yo aún no podía considerarme actriz, pero alternaba con ellos por ser la sobrina política del dueño; sin embargo, no convivíamos porque yo no conocía el medio», relató a Notimex.

Aunque fue un trabajo interesante, Gabriela Goldsmith hizo una pausa para dedicarse a estudiar actuación luego de que en 1982, tras ganar el concurso «La Modelo del Año», obtuvo un premio para inscribirse en el Centro de Educación Artística (CEA) de Televisa.

Tras su matrimonio fallido y luego de prepararse en la profesión, se cambió de nuevo el apellido y fue en marzo de 1984 cuando al participar en la obra teatral «Boing Boing», optó otra vez por el Goldshmied protagonizando un año después «¡Pecadora!», con Omar Fierro, para «Novelas de amor».

«En aquel tiempo me decían que mi apellido original no era nada práctico y que nadie se lo aprendería. Así que de nuevo lo cambié. Goldschmied es alemán, significa orfebre y al ponerlo en inglés como Goldsmith, es exactamente el mismo significado».

De esta forma, para abril de 1987 encabezó el reparto de «Una vida diferente» con Roberto Montiel, para «Musical Espectacular», que ofrecía entre sus páginas un poster de Manuel Mijares, así como un reportaje con Emmanuel y Sonia Infante por el precio de 120 pesos.

La actriz compartió que las secuencias eran muy divertidas, pues tras la lectura del texto, el director de fotografía les pedía que interpretaran el momento y congelaran sus movimientos para captar el sentimiento de la imagen.

Para principios de los 90, Silvia Pinal la invitó a actuar en la fotonovela «Mujer, casos de la vida real», que se mantuvo vigente durante unos cinco años.

Ahí sobresalió con el argumento «Lo que Dios ha unido», con Alfonso Iturralde; y en 1992 compartió créditos con Guillermo García Cantú y Pilar Escalante en «La gran mentira».

«Me gustaba mucho hacer fotonovelas, porque además de que me pagaban bien, me divertía mucho. Las locaciones se llevaban a cabo en casas o exteriores y las tramas eran muy rosas, todas enfocadas al amor, a lo muy tradicional».

Cada producción fotográfica era la revelación de un secreto, dice, pues prácticamente el mismo día se enteraba de quiénes serían sus compañeros de escena.

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