Foto: Victoria ACEVEDO
Desde ayer en la noche, de manera anticipada y con disfraces, decenas de personas salieron a las calles, tiendas y casas de buen estrato social a pedir la tradicional calaverita. Algunos tuvieron suerte, principalmente niños; pero los mayores tuvieron que conformarse con dulces, mandarinas y pedazos de pan. La respuesta fatídica es: «hay crisis».