Los habitantes de este municipio oaxaqueño rico por su cultura, gastronomía y danzas, este sábado amanecieron con mucho miedo ante las réplicas que se registran tras el sismo de magnitud 7.2 ocurrido la tarde de este viernes en Pinotepa Nacional.
Joel Hernández, habitante de Jamiltepec, señala a Notimex que las réplicas no le permitieron a él ni a su familia «pegar el ojo» durante toda la noche; afortunadamente, dice, pudieron dormir en casa, sin embargo, hubo personas que estuvieron en los patios o en la calle, ya que sus hogares son inseguros.
Santiago Jamiltepec está muy cerca de Pinotepa Nacional, donde habitan personas indígenas, quienes muchas de ellas viven en casas de adobe, las cuales resultaron más afectadas por el temblor.
Los daños más visibles, expresa Joel, están en el centro, por lo que ya se preparaba para ir a constatar los daños y ver en qué puede ayudar.
Ayer, a la hora en que ocurrió el sismo de magnitud 7.2, toda su familia se encontraba en casa. Sus hijos viendo la televisión, mientras su esposa descansaba porque acababa de llegar del hospital del municipio, lugar donde labora.
Tan pronto sintieron el movimiento procedieron a salir de casa para buscar un lugar seguro; los mismo hicieron los miles de personas del municipio, quienes en mucho tiempo no habían vivido una situación así.
En el momento el temblor no les permitía moverse, mientras ellos veían como las casas se movían de un lado a otro, al igual que los árboles, que por el movimiento dejaron caer varias ramas, incluso, algunos cayeron por completo.
Después del sismo, Matilde, esposa de Joel, de inmediato fue solicitada en el hospital, al cual se dirigió lo más rápido que pudo para atender a quienes resultaron lesionados, así como a quienes fueron retirados de las instalaciones del nosocomio.
Una vez estabilizada la situación regresó a casa, sin embargo, más tarde recibió otra llamada para atender otra emergencia en el hospital, el cual también sufrió afectaciones.
Hoy Matilde ya se encuentra laborando, mientras su familia se quedó en casa, pero la mujer sale con la preocupación de que un nuevo sismo sacuda a su pueblo y siga causando daños.
El miedo es dominante entre todos los habitantes de la costa, donde ya se encuentran evaluando los daños para poder determinar las acciones a seguir.