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A mi manerA

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Carolina Monroy del Mazo.

Por Julio A. AGUIRRE

* ¡Mujeres al ataque!
* C. Monroy y M. Zavala.
* ¿Y López Obrador, apá?

Cualquier mujer que entienda los problemas de llevar una casa está muy cerca de entender los de llevar a un país. Margaret Thatcher.

    Si bien es cierto que las mujeres han dado pasos importantes en el mundo de la política, los hombres siguen siendo acaparadores en los puestos relevantes para mover los destinos del país; sin embargo, a base de tenacidad, vocación y conocimientos, vemos venir una «revolución» femenina que ofrezca a los mexicanos una nueva posibilidad de salir del hoyo en el que nos han metido aquellos que se han creído dueños del país y patrones de los mexicanos.

    Tan cercana vemos esa posibilidad que podría acontecer en el 2017 (Estado de México) y en 2018 (República Mexicana), sin descartar u olvidar los procesos electorales que se avecinan en el 2016.

    Enemigos de hablar del futuro cuando vivimos un presente incierto, partidos políticos, militantes, encuestadores, representantes de medios de comunicación y ciudadanos sacamos nuestras propias conjeturas las cuales finalmente de nada sirven y nada aseguran.

    Por razones obvias es el Estado de México la entidad que más nos preocupa y ocupa, la administración actual ha entrado en su recta final y muy pronto se estará hablando más del que puede llegar que de quien actualmente gobierna.

    Nombres van y nombres vienen de los posibles candidatos, concretamente, dentro del partido en el poder, el Revolucionario Institucional, donde los interesados escriben nombres con tanta facilidad como los borran, dejando la moneda en el aire.

    Hoy en día hay un nombre que suena más que muchos otros y no es de hombre; se trata de una  mujer, Carolina Monroy del Mazo. Su aspiración -que no la ha hecho oficial- es tan válida como  de cualquier otro. La exalcaldesa de Metepec se vería rodeada de amigos-rivales en lo que podría asumirse como una contienda dispareja. Insistimos que en 2017 esa disparidad podría ser borrada en la entidad mexiquense y más de 16 millones de ciudadanos podríamos tener una gobernadora.

    La ciudadanía está preparada para ser guiados por una mujer siempre que esté preparada para demostrar que más vale tarde que nunca (que el Estado de México sea gobernado por una mujer).

MARGARITA ZAVALA

    Las costumbres hacen las leyes, las mujeres hacen las costumbres; las mujeres, pues, hacen las leyes. Charles Louis de Secondat, barón de la Bréde y de Montesquieu.

    Brincamos al 2018, año en que el país puede vivir la «madre de todas las guerras» entre partidos políticos por ocupar la silla presidencial. Al día de hoy, hoy, hoy…, observamos un panorama parecido al del Estado de México. Muchos los «tiburones» y una sola «sirena» buscan desde ya ganar la candidatura de sus respectivos partidos, declarándose listos para mandar desde Los Pinos.

    Para dicha elección se menciona con insistencia a Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón Hinojosa; mujer que dejó constancia de su interés por servir a los mexicanos cuando se desempeñó como Primera Dama.

    Mujer que supo guardar sana distancia referente al trabajo de su pareja durante la pasada administración; sin protagonismo barato, sin mayores escándalos, mujer preparada, sencilla y con actitud humilde.

    Con el apoyo de Acción Nacional o sin él Margarita Zavala podría escribir historia en la política del país al convertirse en la primera mujer que gobierne el país.

    ¿Será que llegó la hora de que el pueblo se la juegue por las mujeres señaladas, Carolina Monroy, Edomex, y Margarita Zavala, México?, a la pregunta responderíamos con otra interrogante. ¿Acaso tenemos algo que perder?

COMO VA…

    Sería su final… prosiguiendo en el terreno especulativo una victoria presidencial de Margarita Zavala sería la puntilla política, ¡eso creemos!, de Andrés Manuel López Obrador, quién tendría que irse sin abrir la boca; su caduco argumento de que «la mafia en el poder» le ha arrebatado el triunfo presidencial en pasados procesos se caería como castillo de naipes. Ser derrotado por una mujer no es denigrante para nadie, para nadie que se llame Andrés Manuel y se apellide López Obrador. Digo, pienso y creo.

    Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también amé, puedo seguir hasta el final… A mi manerA.

Correo electrónico:

 aguirre@8columnas.com.mx

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