sábado, diciembre 21, 2024
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Entre Comillas · Alberto Abrego

EL CHERNOBYL AMERICANO Y LOS OVNIS

 

“Los azotes físicos y las calamidades de la naturaleza humana hicieron necesaria la sociedad. La sociedad se agregó a los desastres de la naturaleza. Los inconvenientes de la sociedad hicieron necesario al Gobierno, y el Gobierno se agregó a los desastres de la sociedad. Esta es la historia de la naturaleza humana.”
NICOLAS DE CHAMFORT (1741 – 1794) Escritor francés

 

Han pasado casi tres semanas desde que un tren cargado de productos químicos altamente tóxicos descarriló en la provincia de East Palestine, en el Estado de Ohio, Estados Unidos. Un tercio de los 150 vagones quedaron totalmente destrozados e incendiados.

El hecho ocurrió el 3 de febrero y aún se desconoce el alcance real de las consecuencias que esto provocará. Mientras tanto una tenebrosa nube tóxica de más de 300 kilómetros se ha extendido en los estados de Ohio y Pensilvania.

Las aguas de los ríos están contaminadas, los peces en unos 150 kilómetros a la redonda del lugar del desastre han muerto, la fauna del lugar prácticamente ha desaparecido y el aire que se respira está impregnado de cloruro de vinilo, un gas incoloro e inodoro que es causante de distintas formas de cáncer, especialmente de hígado.

Los medios de comunicación que se atreven a buscar datos más allá de las versiones oficiales son censurados y los periodistas que investigan son arrestados. Las autoridades tuvieron que ordenar la evacuación inmediata del área, mientras decidían hacer explotar “en forma controlada” los químicos del tren descarrilado, ante el riesgo de que se “hiciera un desastre mayor” al estar esa gran cantidad de químicos expuestos. Ahora hay humo negro venenoso en el cielo, que cada minuto se expande aún más.

Las principales noticias en Estados Unidos son de ovnis, extraterrestres y espionaje chino. Es ya imposible que el poder político siga controlando al poder mediático del desastre ambiental, que ha sido catalogado ya como “el Chernobyl químico americano”.

La negligencia con la que se ha atendido el caso es evidente; quizá el saldo momentáneo no tiene vidas que lamentar, pero el veneno que por años permanecerá en el ambiente han hecho de esos poblados lugares inhabitables, han causado daños cuantiosos a patrimonios privados y públicos, una generación entera tendrá problemas de salud en los próximos años, la producción agrícola tiene el peligro de reducirse a cero, mientras el gobierno estadounidense minimiza y le da al pueblo su dosis de “circo ovni”.

Muchas preguntas se deben responder al respecto. El peligro -que durante años han advertido los científicos- que se cierne sobre nuestro planeta es real. Está demostrado que en nuestro mundo, la humanidad no es tan importante como el poder; en Estados Unidos como en cualquier parte de la tierra, la prioridad del Estado está fuera de toda duda, entonces el valor de la vida humana se reduce a cero.

La negligencia, la ineptitud, la corrupción y la impunidad de las autoridades han cambiado drásticamente el destino de miles de habitantes de aquel poblado. Miles tendrán que abandonar su patrimonio, y muchos de los que se queden, contraerán cáncer en dos o tres años. No solo han contaminado el ambiente y el aire que se respira, también han contaminado su conciencia, y tendrán que enfrentar el juicio de las actuales y futuras generaciones.

La nube negra que se formó exhibe la misma lógica de la inmoralidad que permea la vida económica y social; ¿cómo esconderla?, ¿cómo limpiarla?, ¿cómo explicarla? La práctica espuria de la corrupción, deleznable, ruin, perversa y tristemente protegida desde el poder, irremediablemente habrá de cobrar vidas, pero no de los culpables. No hay argumento que justifique tal perversidad, menos mal que ahora tampoco tienen cómo ocultarla.

En la práctica, los gobiernos informan a los ciudadanos siempre lo que quieren, cuando quieren y como quieren; sigue habiendo un nivel insuficiente de rendición de cuentas en materias ambientales. Los dueños del mundo siguen tratando a los gobernados como estúpidos, alimentando publicaciones fantasiosas que no resisten el más mínimo análisis racional.

Seguramente en los próximos días, los Estados Unidos derribarán más ovnis con extraterrestres, pues por lo que se ve, solamente vienen a eso, a dejarse matar; mientras que en East Palestine, Ohio, la vida ya no será igual, pues tendrán que vivir y respirar un aire que a la postre, les provocará cáncer. Pero no les faltará el circo, ni el pan en una nación del primer mundo, que ni en eso quiso quedarse atrás, pues ahora tiene su propio Chernobyl.

En la actualidad, el panorama es tenebroso para nuestros ecosistemas, y vivir en un mundo en el que están desapareciendo los límites, los valores humanos y el rumbo, hará que más temprano que tarde la naturaleza nos cobre factura.

El juicio de la historia es inminente, y el Chernobyl americano está lejos de terminar. Recién ha empezado.

 

RÁPIDAS MEXIQUENSES. En Cuatro municipios del Estado de México se han suspendido las multas por infracciones de tránsito. En Huixquilucan, Naucalpan, Atizapán de Zaragoza y Cuautitlán Izcalli sus autoridades anunciaron, en su mayoría, que la medida obedece para erradicar actos de corrupción al interior de las corporaciones policíacas.

La medida más bien parece electorera, evidencia la falta de control hacia los elementos policíacos que a diario son exhibidos en redes sociales por actos de extorsión. Al final de cuentas los beneficiados serán algunos miles de automovilistas, que en honor a la verdad, en la zona del Valle de México no se han caracterizado precisamente por tener la mejor cultura cívica y de respeto al Reglamento de Tránsito.

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