Eduardo H´Limón Cervantes
* Elecciones satisfactorias
Los mexicanos que tenemos el pulgar prietito debemos estar orgullosos, le ganamos al abstencionismo, la elección pasada fue la tercera elección intermedia con alta participación, pues en 1991 y 1997 hubo porcentajes de participación mayores de 55 por ciento y ahora viene claramente un repunte de la participación ciudadana, en estos días veremos los resultados.
Esto señala que la ciudadanía mexicana optó por mantener las elecciones como una vía legítima para la renovación de los cargos públicos, y como ejemplo tenemos a «El Bronco», candidato independiente, como ganador de la gubernatura de Nuevo León.
En el mundo, nuestro país se mostró como un parteaguas para la democracia. El gobierno estadounidense felicitó a nuestras autoridades por la jornada electoral ejemplar que vivimos; la Misión de Visitantes Extranjeros de la OEA calificó el proceso como un triunfo para la institucionalidad de la democracia en el país, al destacar que las candidaturas independientes -como el proceso vivido en Nuevo León- representan un punto de quiebre en la democracia mexicana.
Ahora a los mexicanos nos toca aceptar los resultados de la contienda. Todos estamos obligados a respetar el resultado de la voluntad popular y la nueva configuración de nuestra pluralidad política.
Y tan hermosa es esta olla democrática, que en estos momentos los de Morena le piden al PRD que acepte los resultados en la capital del país, pues como señalé en columnas pasadas, estas elecciones son el principio del fin del partido del Sol Azteca, quien ha perdido su fuerza política en la Asamblea Legislativa. Además de perder delegaciones elección con elección.
Necesitamos, a partir de hoy, más allá de los resultados, cambios en gobiernos y en partidos, aunque éstos resultan los más rejegos a aceptar que la realidad ya los superó. En términos del gobierno federal, esta elección significa la continuidad de las reformas estructurales, pues la ciudadanía le sigue otorgando su confianza a los legisladores federales y locales del PRI. En una democracia nadie gana todo y nadie debe perder todo.
Y como decía mi compadre Chón: «Recuerde compadre que el primer paso hacia el cambio es la conciencia. El segundo paso es la aceptación».
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