domingo, enero 12, 2025

EDITORIAL

Los infiltrados…

En el recuento de los daños se confirmó la muerte de seis personas y un saldo adicional de más de 100 lesionados tras los enfrentamientos y disturbios registrados el domingo pasado en Oaxaca, donde todo apunta -sin justificar la violencia y la represión- a que grupos radicales y anarquistas infiltrados desataron la batalla campal en Nochixtlán.

¿De qué lado están los muertos?, pues del movimiento magisterial, pero no necesariamente es indicativo que los occisos sean maestros y tampoco por no ser profesores se les puede restar importancia o atención en el esclarecimiento de los hechos. Las escenas difundidas de lo que sucedió son propias de una barbarie, donde fue un toma y daca, provocación y respuesta.

Este problema ya se le salió de las manos a la autoridad federal y no se diga estatal. El gobierno de Gabino Cué no sólo está rebasado, sino ignorado y por mutuo propio hecho a un lado del pleito. SEP, PGR y Policía Federal están señalados de autoritarismo y represión; el lío -para desgracia de las instituciones- está en el terreno que la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) había querido siempre, el de la victimización, con todo y las vidas perdidas.

Mientras el comisionado de la Policía Federal, Enrique Galindo, mantiene su tesitura de que los uniformados no iban armados y que ellos no comenzaron la zacapela, en las redes sociales siguen apareciendo imágenes donde se observa todo lo contrario, al menos en la portación de rifles.

Con todo y que sea cierto que los federales fueron emboscados y de ahí se originó la reyerta, lo que queda en la palestra es quiénes dispararon las armas, qué tipo de armas o calibre, la identidad real de los fallecidos, a qué grupos pertenecía, eran o no maestros, y cuál era su función dentro de la protesta de la CNTE.

Lo cierto es que hoy México vuelve a ser noticia a escala internacional. Tenemos en la mira de los organismos defensores de derechos humanos a Oaxaca con seis muertos y más de 100 lesionados, entre ellos activistas y aliados de la CNTE, pero también policías federales y un periodista asesinado (Elpidio Ramos) en esa entidad convulsionada.

Pero Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán no son las únicas entidades del país donde hoy se tiene un conflicto magisterial, aunque sí son los estados donde se ha radicalizado y evidenciado el pleito entre una autoridad que ha reaccionado mal y tardíamente, así como un sindicato que trae el sartén por el mango para -en el peor de los escenarios- ser la víctima de la revuelta.

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