Valencia.- Tras su éxito en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara con tres premios por «Los años azules», la mexicana Sofía Gómez-Córdova trabaja ya en dos nuevos proyectos como directora, uno de ellos escrito por el narrador y ensayista cubano Arturo Arango.
Este proyecto trata de un secuestro virtual que sufrió en México, en el marco de un aniversario de la Revolución Mexicana con todo lo que vive en un tiempo en el que no puede colgar el teléfono.
El otro, escrito por el coguionista de «Los años azules», Luis Briones, trata sobre las personas que quedaron alrededor de un chico que muere en un accidente: su madre, la novia de éste y un novio, que no se conocen entre ellos.
«Es una película coral y trata sobre lo que sucede con estas personas después de la muerte del chico», indicó en entrevista con Notimex. Gómez-Córdova llegó a Valencia para presentar «Los años azules» en el marco del Festival Internacional de Cine (Cinema Jove), donde su filme compite con otros nueve en la Sección Oficial de Largometrajes.
Dado que en «Los años azules» se presenta con mucha naturalidad la homosexualidad en uno de los personajes, expuso que «me gusta pensar que la sociedad puede pensar así en la homosexualidad, aunque se que no es así, no en todos los contextos». Señaló que el equipo con el que trabaja ve de manera muy natural la diversidad «y creo que esto debería extenderse a todos los sectores y que a nadie le importe la inclinación sexual de las personas»
«Eso es lo que queríamos reflejar en la película, no queríamos darle ningún tipo de subrayado, porque es exactamente lo mismo que cualquier otra de las historias de amor, y precisamente el que no sea algo importante es lo que subyace en el discurso que es como creemos que debe abordarse la diversidad», sostuvo. Hubo un tiempo, en la veintena, en el que Gómez Cordova compartió su vida con un grupo de extraños en una casona vieja a punto del derrumbe en un barrio tradicional del centro de Guadalajara, a donde llegó desde su ciudad de origen, Aguascalientes.
Fue tal la huella que dejaron en su vida, que su ópera prima bebe de los recuerdos de aquel lustro, de los sueños y los planes de futuro de la familia disfuncional que forjó.
«Los años que viví en esa casa fueron muy significativos para mí y por mucho tiempo fue la experiencia que yo creía que podía abordar de manera más sensata para mi primera película», dijo. Expresó que «quería hacer un homenaje a eso que de alguna manera formamos los compañeros que vivieron conmigo, una especie de familia, a la propia casa que está tan deteriorada que seguramente se va a caer pronto y en particular a una amiga que vivió con nosotros y que murió un par de años después». Siendo un tema muy cotidiano y sin ninguna peripecia especial, indicó que «nuestra principal preocupación siempre fue que los personajes fueran entrañables, pensábamos que justo como no íbamos a tener una trama envolvente, lo más importante es que esos personajes fueran complejos y que en la pantalla se viera reflejado el cariño que teníamos por ellos». Consideró que con esa consigna, «también ayudados de otro tipo de elementos, como el sentido del humor o pequeños elementos como el cambio de clima, los cambios que suceden en la propia casa, y también por la musicalidad, los espectadores se podían identificar con alguno de los personajes y entonces ya podíamos estar tranquilos».