*Un PRI que pactó.
*Un PAN que retó.
*Un Morena que
piensa perdonar.
Por Julio A. AGUIRRE
El patriotismo es a menudo una veneración arbitraria de las propiedades sobre los principios. George Jean Nathan.
Sócrates Cuauhtémoc Rizzo García se volvió más famoso por sus declaraciones sobre el papel que jugó su partido, El Revolucionario Institucional, que por lo que hizo durante su administración como gobernador del Estado de Nuevo León (del 1 de agosto de 1991 hasta el 18 de abril de 1996 -solicitando licencia para dejar el cargo).
De la oscuridad a la luz pública cuando manifestó que los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) habían pactado con el narcotráfico.
Tal declaración fue como un machetazo en la espalda del partido tricolor que ni tardo ni perezoso, solicitaron al ex mandatario retractara de su expresión.
Obviamente Sócrates hizo caso y lejos de ratificar, rectificó -clásica excusa: no dije lo que dicen que dije, de los políticos cuando se van de la lengua.
Sin embargo la «traición» estaba dada. Todos el priismo lo negó; mucha gente lo creyó. En el juicio final quien manda es el pueblo.
«Había una política nacional en el combate a la inseguridad. Esta fortaleza política permitía blindar y proteger a los ciudadanos de los efectos colaterales del trasiego de la droga», explicó después cuando fue llamado a declarar ante la Procuraduría General de la República.
Viene a mente el recuerdo ante la ola de polvo que levantaron los comentarios de Andrés Manuel López Obrador, líder del partido Morena y seguro candidato a la presidencia de la república.
El político tabasqueño no descartó plantear una amnistía para los delincuentes con el fin de ayudar a que haya paz en el país y disminuir los índices delictivos».
Los rivales políticos de AMLO se han ido a la yugular del polémico personaje.
Lo cierto es que para las «pulgas» de Obrador no imaginamos estar pactando con los jefes de los grandes cárteles; y no, lo vemos considerando que varios gobiernos -municipales y estatales- de diferentes siglas y colores partidistas, están metidos hasta el tuétano con el crimen organizado.
NO HAY MANERA
En la sangre de los mártires a la intolerancia están las semillas de la incredulidad. Walter Lipmann.
Deja, por primera vez el PRI la presidencia de la República en manos de Vicente Fox Quesada (PAN) y no pasa nada importante para la sociedad en la materia. Mantiene Acción Nacional el poder con Felipe Calderón Hinojosa y este -con pacto o sin él- declara la guerra al narcotráfico y les manda el Ejército Nacional.
La chispa que encendió la mecha. La delincuencia en lugar de replegarse se súper armó y encaró al Ejército, La Marina y la Policía Federal. Los robos, secuestros, homicidios y otros delitos de alto impacto se dispararon al ritmo de los «cuernos de chivo»…y el río de sangre inició.
Criticado en exceso Calderón Hinojosa por el PRI, entonces oposición, antes de regresar a Los Pinos hablaron de más, prometieron de todo y ahí están las consecuencias: México, uno de los países más violentos del mundo hoy día.
Un partido (PRI) pactó. Otro partido (PAN) retó. Existe la posibilidad que un nuevo partido, político (Morena) arribe al poder máximo en el país y su líder, piensa en perdonar a quienes han pintado al país de rojo.
Cuentan las «buenas» lenguas que Rafael Caro Quintero quiso negociar su libertad con las autoridades ofreciendo que lo dejaran trabajar y él pagaba la deuda externa.
Cierto que los mexicanos estamos al filo de la navaja. Hoy la narco política ha sobrepasado sus propios códigos. Ya no se respeta la vida de niños, mujeres y ancianos. Hoy la inseguridad es el pan de cada día. El narcotráfico es hoy algo más que una dificultad que tiene remedio. Esta poderosa industria corrompe a propios y extraños.
Mientras en México y en el mundo se siga combatiendo y persiguiendo a los que ejecutan, sin tocar con el pétalo de una rosa a los que ordenan, ningún político de ningún partido regresará a México el orden, la calma y la paz. ¿Pecamos de pesimistas?, No, Simplemente nos disgusta pretendan seguir poniéndonos el cuerno (hacernos güeyes).
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
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