POR RAFAEL RODRIGUEZ
La necesidad, ganas de salir adelante, y sobre todo la familia; son los pilares que día con día hacen que Evelyn se levante trabaje más de doce horas diarias, seis días a la semana, para conducir su autobús y poder ganarse la vida de manera honrada.
En un oficio controlado en su mayor parte por hombres, y un país en el que el machismo aún persiste, Evelyn se dedica diariamente a llevar a las personas a sus hogares, trabajos y escuelas; detrás del volante y por diferentes avenidas del Valle de Toluca. A pesar de que no a todas las personas les convenza.
Evelyn Elena Hernández, es una mujer de 28 años de edad, proveniente de la Ciudad de México, que encontró en el oficio del volante, una forma de apoyar económicamente en los gastos del hogar y poder darle una vida digna a sus hijos. Aunque esto no le haya sido del todo fácil en el tiempo que lleva siendo conductora de un autobús.
A pesar de que los habitantes del Valle de Toluca no están acostumbrados a ver a una mujer conduciendo una unidad de transporte público, Evelyn asegura que ha tenido una buena cogida por sus clientes, quienes le han congratulado en diferentes ocasiones por el trabajo que y por las ganas, y entusiasmo, con el que conduce por las calles del municipio.
Sin embargo, no todas las personas le han recibido con gusto, pues comenta que son los operadores de otras líneas de autobús, quienes le han manifestado varias muestras de desprecio por el simple hecho de ser mujer. Comentó que incluso algunas personas al ver que ella conduce, han decidido no abordar su camión y hacerle algún gesto de desprecio.
“En un principio las cosas eran más difíciles, yo tenía que aguatar que los compañeros de otras líneas me hicieran una grosería y pues si llegaron a decirme cosas muy feas, pero yo estoy aquí por necesidad y darles a mis hijos una vida digna. Así que dejo que ellos digan lo que quieran y continúo manejando”
No obstante, Evelyn asegura que ella hace su esfuerzo más grande por brindar un servicio de calidad para los usuarios e incluso ha tenido que privarse de poder estar con su familia por dedicarse a este trabajo que le quita poco más de doce horas diarias.
Estos sacrificios han hecho que Evelyn todo de sí misma, en un oficio que empezó como mera curiosidad y ahora comparte con su esposo, quien también es chofer de un autobús y le permitía manera su unidad en un principio.