*Vivencias…
*El que mucho abarca…
*El poder es cabrón.
Por Julio A. AGUIRRE
La admiración no interroga nunca; con admirar comprende. Jacinto Benavente.
Los legisladores estatales y federales de todos los partidos políticos, con sus obvias excepciones, nos han defraudado de años atrás. Por ser un orgulloso mexicano al tanto estamos de lo que hacen dicen los llamados (malamente) representantes del pueblo.
No son los mismos de siempre, aunque muchos han repetido en el cargo, pero son las mismas viejas, maquiavélicas y perjudiciales decisiones. Cuando están todos juntos, y revueltos, es más de lo mismo.
Cuando un partido político es mayoría se cacarea respeto para todos (los diputados) en aras del pueblo. Pocas veces es así porque cada quién jala agua para su molino y la cantidad, que no calidad legislativa, se impone.
He tenido la oportunidad de estar en el Congreso de la Unión y confieso que se me enchinó la piel –saludos y nuestro eterno agradecimiento al Lic. Fernando Alberto García Cuevas-. Fue como estar dentro del corazón de México. Me sentí extremadamente bien y la alegría de ser mexicano afloró por toda la piel.
¿Saben por qué sentí lo narrado?, porque no había sesión. Los curules vacíos, los lugares de la mesa directiva vacíos. Por eso sentí esa agradable sensación.
Es aquí, me dijo un político de pies a cabeza (Fernando Alberto García Cuevas) donde se toman las decisiones que mueven al país, me dijo.
Sin embargo no hay Congreso donde la paz reine siempre, dónde los legisladores tengan, además de conocimientos, educación, compromiso y verdadero amor por el país; insisto que hay sus excepciones.
Obvio, normal y justo el acto de presencia de las bancadas legislativas de todos y cada uno de los partido políticos.
Normal que lo que a uno le parece bien a otro le resulte negativo. Anormal que se pasen de tueste y los “honorables” diputados hagan de dicho recinto legislativo una arena de lodo, o una cantina, o un establo, o un antro. Hemos sido testigos como los ánimos se caldean tantos que llegan a los manotazos, tomas de tribuna, chiflidos, mentadas de madre, interrupciones, mantas, los que se quedan dormidos; aquellos que están observando qué aviones o yates se comprarán, asimismo los curules vacíos de quienes nunca hacen acto de presencia, sin faltar los pornográficos que se pasan horas que dura la sesión observando mujeres encueradas, y tanta basura más que sale de lo más profundo de quienes no se respetan así mismo.
¿Son esos los que se levantan el cuello asegurando que todo lo hacen por los mexicanos?
¡Pues qué vergüenza!, digo.
LOS DE CASA
El avaro carece tanto de lo que tiene como de lo que no tiene: Antoine Rivarol.
Hablemos ahora de lo que sucede en casa, en la LX Legislatura del Estado de México donde cómo se sabe es la fracción de Morena la que parte, reparte y se queda con la mayor parte.
Desde que se supo de su triunfo el pasado 1 de julio, inclusive durante las campañas, fueron muy tajantes sobre lo que harían en caso de triunfo. Sobre aviso no hay engaño y que el que avisa no traiciona.
Morena está tratando de cumplir la mayoría –imposible puedan con todas- de sus promesas.
El tema se aplaude porque lo que se promete se cumple… o se defrauda al mexiquense.
Hoy Morena es criticado por lo mismo que hizo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante tantas décadas. Los entonces perredistas, panistas y ahora morenistas perdían de todas, todas sus iniciativas presentadas pues el PRI arrollaba, eran mayoría y junto a los partidos mercenarios no había quien les tosiera.
Se entiende, reconoce y aplaude lo que Morena pretende hacer al interior del Poder Legislativo. Son nuevos, son los dueños del Palacio, son los que tienen el sartén por el mango, y saben que es su momento.
Quieren comerse la lumbre a puños. Pretenden dar resultados satisfactorios inmediatos. Andan desbocados como caballos briosos e indomables. Tan así lo veo que, pienso, se les está pasando la mano.
Echar atrás mucho de lo hecho o establecido en la ley. Imponer sus propuestas, ideas e iniciativas; empezar de nuevo, perder tiempo y dinero; controlar y/o amarrar las manos a los Poderes Ejecutivo y Judicial.
Morena nunca tuvo el poder que hoy poseen y, sigo pensando, se pueden encartar. Con una mano Quintilla de Ases pueden perder frente a un par de sietes si no saben pujar, si no tienen idea de “blufear”.
Archivadas cientos de iniciativas que esperan una solución. Para ellos es pasado y sólo importa el presente; lo que ellos decidan, lo que ellos digan.
Por esas y otras razones el Partido Revolucionario Institucional es hoy lo que es, un pobre partido con políticos pobres.
Clases de humildad y baños de mesura pedimos a los “honorables” diputados, a todos los que hoy integran la LX Legislatura.
Trato de ser una persona que le aprenda más al perdedor que al vencedor. Suerte para todos.
Tal vez lloré o tal vez reí/ tal vez gané o tal vez perdí/ ahora sé que fui feliz y si lloré también ame, puedo seguir hasta el final…A mi manerA.
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