REDACCIÓN
El Papa Francisco instó hoy a combatir el odio y la violencia en el mundo, tras el ataque del viernes pasado contra dos mezquitas en Nueva Zelandia, que dejó al menos 50 muertos, incluidos niños, al término de la oración del Ángelus.
“Necesitamos gestos de paz para combatir el odio y la violencia en el mundo”, afirmó el Pontífice ante los fieles y peregrinos presentes este domingo en la Plaza de San Pedro, a quienes invitó a orar por quienes experimentan a diario el dolor de las guerras y de los conflictos.
En estos días, al dolor de las guerras y los conflictos que no cesan de afligir a toda la humanidad, se agregó el de las víctimas del horrible ataque contra dos mezquitas en Christchurch, en Nueva Zelanda, dijo el líder de la Iglesia Católica, según un reporte de la agencia informativa Vatican News.
«Rezo por los muertos y los heridos y sus familiares. Estoy cerca a nuestros hermanos musulmanes y a toda esa comunidad, y renuevo la invitación a unirse en la oración y a los gestos de paz para contrarrestar el odio y la violencia», añadió.
El Pontífice instó a los fieles, entre ellos peregrinos de Polonia, de la ciudad de Valencia en España, Cazajeiras en Brasil y de Benguela en Angola, a rezar juntos, en silencio, por los “hermanos musulmanes que fueron asesinados».
Durante el rezo del Ángelus, el Papa Francisco recordó que el sufrimiento no es un sadomasoquismo, sino un pasaje necesario, pero transitorio, al reflexionar sobre el episodio evangélico de la Transfiguración, que “Jesús concedió a los discípulos Pedro, Santiago y Juan al experimentar la gloria de la Resurrección”.
“La Transfiguración se produce en un momento muy concreto de la misión de Cristo, esto es, después de que Él hubiera confiado a los discípulos que debería sufrir mucho, ser asesinado y resucitar al tercer día”, abundó el Obispo de Roma, según un reporte de la agencia Aci Prensa.
Jesús, explicó, sabe que ellos no aceptan esa realidad y, por ello, “quiere prepararlos para soportar el escándalo de la Pasión y de la muerte en la Cruz, porque sabe que ese es el camino por medio del cual el Padre celeste llevará a la Gloria a su Hijo elegido: resucitándolo de entre los muertos”.
“La Transfiguración de Cristo nos muestra la perspectiva cristiana del sufrimiento: no es un sadomasoquismo, el sufrimiento, es un pasaje necesario, pero transitorio. El punto de llegada al que estamos llamados es luminoso como el rostro de Cristo transfigurado: en Él está la salvación, la santidad, la luz, el amor de Dios sin límites”, afirmó.
“Mostrando su gloria”, continuó el Papa Francisco, Jesús nos asegura que la Cruz, las pruebas, las dificultades en las cuales nos encontramos, tienen su solución y su superación en la Pascua”.
Por ello, “en esta Cuaresma debemos subir también nosotros al monte con Jesús. ¿De qué modo? Con la oración. Permanezcamos algunos momentos en recogimiento, fijando la mirada interior en su rostro y dejemos que su luz nos alcance y que irradie en nuestra vida”, destacó.
En cuántas ocasiones, recordó Francisco, nos hemos encontrado con personas que iluminan, que sale luz de sus ojos, que tienen ese rostro luminoso, y rezan, y “la oración hace eso: te da ese rostro luminoso con la luz del Espíritu Santo”,
El Papa finalizó su reflexión animando a los fieles católicos dar “espacio a la oración y a la Palabra de Dios que, abundantemente, la liturgia nos propone en estos días”.