REDACCIÓN
Los crecientes desafíos laborales en el mundo incluyen los riesgos psicosociales, padecer estrés y enfermedades no transmisibles, en particular circulatorias y respiratorias, así como cáncer, lo que implica la urgencia de una nueva cultura compartida de prevención de padecimientos.
Así lo expuso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el informe, “Seguridad y Salud en el centro del futuro del trabajo: Aprovechar 100 años de experiencia”, que será publicado el 28 de abril en el marco del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SST).
Indicó que cada año más de 374 millones de personas sufren lesiones o enfermedades a causa de accidentes relacionados con el trabajo y que la pérdida de días de trabajo por causas relacionadas con la SST representa casi 4.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y hasta 6.0 por ciento en algunos países.
Sin embargo, advirtió que así como se observa una mayor prevención para los riesgos reconocidos, también se constatan cambios profundos en los lugares de trabajo y en la manera en que se trabaja..
Por lo tanto, consideró que se requieren estructuras de seguridad y salud que reflejen estos cambios, junto a una cultura general de prevención que fomente una responsabilidad compartida.
El organismo internacional señaló que aunado al costo económico, debe reconocerse el inconmensurable sufrimiento humano que causan estas enfermedades y accidentes, que son todavía más trágicos porque en gran medida son prevenibles.
Resaltó que la digitalización, la robótica y la nanotecnología pueden afectar la salud psicosocial e introducir nuevos materiales con riesgos para el organismo humano que no han sido estimados.
Además, abundó, los cambios demográficos son relevantes porque los trabajadores jóvenes tienen tasas de lesiones profesionales significativamente elevadas, mientras que los de mayor edad necesitan prácticas de adaptación y equipo para trabajar de forma segura.
Mencionó que las mujeres, quienes se incorporan en un número cada vez mayor al mundo laboral, son más propensas a trabajar en formas atípicas de empleo y corren mayores riesgos de sufrir trastornos musculo-esqueléticos.
De igual forma, alertó que el desarrollo sostenible y el cambio climático dan lugar a riesgos como la contaminación del aire, el estrés por exceso de calor, las enfermedades emergentes, los cambios en las pautas meteorológicas y en la temperatura, pueden ocasionar la pérdida de puestos de trabajo, en tanto que los nuevos empleos serán creados gracias a la economía verde.
Ante ello, planteó que cambios en la organización del trabajo pueden dar lugar a una flexibilidad que permita que un número mayor de personas se incorpore a la fuerza laboral, pero también pueden causar problemas psicosociales como inseguridad, menoscabo de la privacidad y del tiempo de descanso, o una protección inadecuada en materia de SST y de protección social y horarios de trabajo excesivos.
También consderó necesario reforzar las normas internacionales del trabajo y la legislación nacional, lo cual requerirá una colaboración más estrecha entre los gobiernos, los trabajadores y los empleadores.