POR Guadalupe DE LA CRUZ
El trabajo de embalsamamiento de cadáveres es importante, principalmente por salud pública, ya que los cuerpos provienen de hospitales o de algún Servicio Médico Forense y traen consigo bacterias que cuando se trata de ciertas enfermedades, se potencializan.
Lo anterior fue expresado por Diana Zarza, técnico embalsamador de una conocida funeraria de Toluca, quien dijo que el trabajo que desarrolla no es común, pero ha logrado agarrarle cariño, ya que fue una profesión heredada de familia.
“Llevo 10 años dedicada al embalsamamiento de cadáveres -oficio que es herencia familiar- por lo que con el paso del tiempo decidí dedicarme de lleno a esta noble labor”.
Sin duda, dijo, además es un trabajo que en ocasiones se torna difícil porque llegan distintas personas y entre ellas, me ha tocado embalsamar a niños, ancianos y hasta a un amigo.
Diana Zarza, comentó que para ser un técnico embalsamador tuvo que tomar diversos cursos de tanatopraxia así como de tanatoestética, esta última es el arte de embellecer al cadáver, y es un proceso muy importante, toda vez que se prepara el cuerpo de tal forma que sus familiares y amigos le brinden el último adiós.
“Una vez que el cuerpo llega a nosotros, hacemos la limpieza del mismo y trabajamos con venas y arterias, donde se inyectan químicos y se drena el cadáver. Es un proceso que dura un par de horas, y después viene el proceso de tanatoestética, para finalizar con la vestimenta según lo pidan los familiares”.
Asimismo destacó que entre las costumbres de la vestimenta de los cuerpos destacan las mortajas de distintos santos o en ocasiones los familiares piden que sean vestidos de novia o de 15 años.
“La mayor satisfacción para un embalsamador de cuerpos es el agradecimiento de los familiares”, concluyó.