REDACCIÓN
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció este jueves sanciones contra la empresa rusa Evil Corp y sus líderes por robos cibernéticos por más de 100 millones de dólares en cientos de bancos e instituciones financieras en todo el mundo.
Entre las personas sancionadas se encuentra el presunto líder de Evil Corp, Makxim Yakubets, ya que Estados Unidos estima que también trabajó para el Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, por sus siglas en inglés).
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro tomó medidas contra Evil Corp, la organización cibercriminal con sede en Rusia responsable del desarrollo y distribución del malware Dridex, el software que ha causado cuantiosos daños a instituciones financieras estadunidenses e internacionales.
Evil Corp ha usado el malware Dridex para infectar computadoras y obtener credenciales de inicio de sesión de cientos de bancos e instituciones financieras en más de 40 países, robando más de 100 millones de dólares.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) ha ofrecido cinco millones de dólares de recompensa por información que lleve al arresto de Yakubets, acusado de conspiración y fraude.
Yakubets «no es el primer ciberdelincuente vinculado al gobierno ruso», dijo el Departamento del Tesoro en un comunicado, divulgado en su sitio web, en el que advirtió que Estados Unidos no tolerará este tipo de actividad por parte de otro gobierno o sus representantes.
Otro líder de Evil Corp, Igor Turashev, también fue sancionado. «Durante más de una década, Yakubets y Turashev encabezaron uno de los sindicatos transnacionales de delitos cibernéticos más sofisticados del mundo», dijo el fiscal federal Scott Brady en un comunicado.
En virtud de las sanciones, todos los bienes y propiedades de Yakubets y Turashev quedan sujetas a la jurisdicción de Estados Unidos, además se prohíbe a los estadunidenses realizar transacciones con ellos.
En todo el mundo, el delito cibernético genera millonarias pérdidas, mientras en Estados Unidos, las instituciones financieras y otras empresas siguen siendo objetivos principales de los delincuentes cibernéticos.