POR Guadalupe DE LA CRUZ
Tan lejos de la familia y tan cerca de la muerte viven cientos de enfermeras en todo el país, quienes han tenido que desprenderse de sus seres queridos para protegerlos; además la mayoría de los trabajadores de la salud no reciben las herramientas necesarias para enfrentar los riesgos que deja el estar en la primera línea de batalla contra el COVID-19.
En Metepec una de tantas enfermeras -que prefirió el anonimato- que labora en un hospital del IMSS Estado de México poniente, narró el viacrucis que padece desde que empezó la contingencia sanitaria para realizar su labor y evitar contagiar a su familia.
“Lo más difícil que me ha tocado vivir, ha sido separarme de mis hijas y de mi familia por completo, pues con todo el dolor de mi corazón tuve que dejar que se fueran para evitar contagiarlas y únicamente las veo a través de video llamada”.
Desde que inicio la contingencia, dijo, he realizado una rutina de desinfección en mi casa, a fin de evitar que se propague el virus cada vez que llego a descansar después de una larga jornada de trabajo.