POR Ricardo MORENO BASTIDA
Hagamos de Toluca una ciudad de oportunidades
Antes de la pandemia provocada por el COVID 19 se estimaba que al menos la mitad de la población de nuestra ciudad capital padecía algún grado de pobreza, misma que es posible imaginar que incrementó con los rezagos de inactividad económica en la mayoría de los sectores comerciales y productivos del país, a causa del aislamiento.
Sin embargo, es importante no culpar al Coronavirus de esta disminución del poder adquisitivo de los toluqueños. La depauperización del ingreso, como le llamo a este fenómeno económico, cuyo origen recae en el descuido de la vocación que Toluca tenia, como una ciudad industrial por excelencia.
Hoy somos un millón de habitantes en Toluca, para el 2050, seremos el doble. ¿Donde vamos a vivir?. ¿Donde van a trabajar estas personas?.¿Cómo será el transporte y la movilidad de nuestra ciudad?. ¿Como garantizaremos un medio ambiente adecuado?. Resolver esas preguntas constituye el reto de Proyecto 21.
Hace por lo menos dos décadas, comenzaron a llegar empresas cuya oferta laboral estuvo basada en empleos dedicados a atender servicios e intercambios comerciales de compra y venta de productos, donde las remuneraciones son de uno a tres salarios mínimos y muchos de ellos sin prestaciones de ley.
En contraparte, las percepciones en el ámbito industrial van de tres a seis salarios mínimos, prestaciones, a veces por encima de los establecidos por la ley y con algunos apoyos adicionales que los empresarios dan a sus empleados como comedor, transporte y distintos seguros de cobertura familiar.
Y aclaro, no es que me oponga a este tipo de empresas que hacen un enorme esfuerzo por generar empleos y activar la economía, la intención es resaltar que no se cuidó a los industriales que trajeron bonanza a nuestra ciudad.
Aunado a lo anterior, está la desidia que en los distintos ordenes y niveles gubernamentales ha sido constante y prevalecido hasta hoy, es la causal de que aquella portentosa capital del estado de México que era no solo un atractivo para compañías trasnacionales, sino un referente de desarrollo económico, se haya desvanecido quedando en el recuerdo.
A esto sumémosle que tardamos un cuarto de siglo en conectar la carretera federal 57 México-Nuevo Laredo y no se tomó en cuenta que que el 70 por ciento de lo que se producía en ese entonces en las zonas industriales de Toluca, era de exportación.
Toluca cuenta con ferrocarril, gasoductos, oleoductos y solo nos falta corregir el déficit de energía. Exactamente en Toluca confluye la carretera federa 57 México-Nuevo Laredo y la carretera federal 15 México-Nogales, pudiendo llegar con una conectividad ágil y segura, a las dos cosas de Estados Unidos que constituyen los grandes mercados para el mundo.
Quitémonos el erróneo pensamiento que se tiene en torno a lo que se denomina como industria de chimeneas es dañino para el medio ambiente, ya que hoy en día las certificaciones de los procesos están por encima de las normas, mejor conocidas como NOM de nuestro país.
En lo que respecta a las funciones y facultades que el ayuntamiento de Toluca, se tiene en el ámbito económico un área desperdiciada conocida como Dirección General Desarrollo Económico, la cual de entrada es comandada por un burócrata que jamás ha sido empresario prominente.
Dirección que se dedica a emitir licencias y permisos, verificar que los establecimientos cumplan con la normatividad, dando pie a ser de las áreas más corruptas que en lugar de fomentar las inversiones en el municipio, se dedican a extorsionar a verdaderos comerciantes y empresarios trabajadores.
Todo esto en su conjunto es el resultado de que tengamos una población sin oportunidades, en algunos casos, familias con pobreza extrema, es motivo por el cual nuestra amada Toluca tiene aletargado el desarrollo. Por eso en Proyecto 21 hemos decidido ver hacia adelante con acciones diarias y proyecciones a futuro que no pensamos dejar en el tintero.
Proyecto 21 es una agenda que ponemos al escrutinio del público, de los especialistas, de la sociedad en su conjunto para que impulsemos entre todos políticas públicas que se impongan a los gobiernos, sea cuál sea el partido político. Se trata de quitar la mirada en el corto plazo para que levantemos la vista hacia el futuro. Dejemos de ser reactivos y busquemos que los problemas se prevean y atiendan antes de que sucedan.