POR Leazly VILLAR
Después de un año de tantos aprendizajes y cambios en nuestras vidas, esta Navidad será diferente y a la vez muy especial para todos, la más valorada y tal vez la más deseada; probablemente ya no estén ocupa
dos todos los lugares de la mesa y no serán celebraciones tan grandes, pero si mucho más significativas y memorables para los presentes.
La vida nos ha enseñado mucho últimamente, sobre todo a valorar lo que literalmente no tiene precio como la salud, la vida, los abrazos, el tiempo, las sonrisas, las charlas y hemos aprendido a extrañar mucho lo que antes parecía rutina; sin embargo, eso nos ha enseñado a elegir mejor con quien invertimos nuestro tiempo y sobre todo con quien elegiríamos permanecer si nos tocara despedirnos.
Las casas vacías y ausentes, que solo eran un lugar de descanso después de la pandemia se convirtieron en hogares; porque más familias queremos mantenernos sanos y unidos, muchos padres y madres, trascendieron de ser únicamente los proveedores, a ser los formadores de sus hijos, porque las escuelas están cerradas y eso les ha dado la oportunidad de conocerse verdaderamente en la convivencia diaria, redirigir y perfeccionar sus valores, jugar con ellos y comer en casa.
Los matrimonios en los mejores casos, después del caos y el estrés diario, se han reencontrado en el amor, se han vuelto a conocer y a elegir, las familias hoy están más unidas, cocinan deliciosas recetas con amor, para hacer más fácil la vida y alegrar un poco la convivencia.
En otros casos para los que no creían en Dios o se les había olvidado su existencia, recordaron el poder milagroso de la oración, entendieron que no había dinero que alcanzara para comprar la salud o la vida de sus seres más queridos y comprendimos que el Amor es sanador y la oración muy poderosa. Esas personas van a disfrutar mucho más la navidad, pues han entendido su real significado que va más allá de Santa y sus regalos, pues la verdadera navidad es representada por el nacimiento de Jesús desde hace 2020 años.
Aunque no haya arbolito, ni una gran cena, o regalos, sólo necesitas poner tu corazón en el Niño Jesús, porque donde hay oración esta Dios y donde esta Dios hay Navidad.
Así mismo hubieron personas que tuvieron el tiempo de descanso y de restauración para cuidar más de sí mismos, necesitábamos tiempo para detenernos y replantear nuestra vida, con nuevas metas o en muchos casos aprender nuevos idiomas, realizar sus estudios pendientes y en el mejor de los casos leer esos libros pendientes que tanto anhelaban disfrutar.
La comida se volvió un placer delicioso, algunos subieron de peso al comprender que tal vez la vida se nos iría pronto a todos y que debíamos disfrutar más, otros aprendieron a cocinar y a cuidar su cuerpo de forma más sana y a hacer más ejercicio, porque su trabajo no les permitía comer.
Ha sido un año difícil, pero también un año de muchos aprendizajes y transformaciones positivas, muchos perdieron su empleo y con ello muchos sueños, sin embargo, encontraron el cobijo y el amor de sus familias, tal vez esta no será una Navidad de lujos, porque aprendimos que lo más importante no eran los regalos sino tener a nuestros seres amados a nuestro lado y ese será el mejor regalo, volver a verlos, abrazarlos, reírnos juntos, porque nunca sabremos si es la última vez.
Algunos se han ido y somos pocos los elegidos para compartir esta celebración familiar, tratemos de ser agradecidos independientemente de nuestras creencias, valoremos esta nueva oportunidad de estar juntos y reflexionemos como deseamos vivir este año que está próximo a iniciar, seguimos en la tierra porque aún tenemos un propósito que cumplir, nuevas metas y sueños que lograr, valoremos esta invaluable oportunidad.