POR Victoria ACEVEDO Y Dulce María LIZÁRRAGA
Todos lo días miles de transeúntes ya sea en vehículo o a pie, pueden encontrar en diferentes esquinas o semáforo de la entidad, a niños en situación de pobreza, que con la esperanza de tener que comer, se acercan a pedir unas monedas o dentro de su inocencia se conforman con un dulce.
Muchos le darán lo que tengan a la mano, algunos tantos dudará que sea para ella y otros simplemente pasarán de largo, sin ver una situación que es realmente un problema, ver a tantos niños en condiciones realmente precarias, esos niños que deberían estar en casa, estudiando, jugando y no ganándose la vida.
Desafortunadamente estos casos se han incrementado por la pandemia de SARS-CoV-2, una contingencia sanitaria que cada día cobra más vidas, que deja a muchos sin trabajo, que está mostrando la realidad de una mala economía.
Si estos niños buscan la manera de sobrevivir, de llevarse un pan a la boca, no se podría hablar de que puedan estudiar a la distancia, que cuenten con una computadora e internet, esta es la otra pandemia que ataca al Estado de México y a todo el país, las circunstancias y oportunidades de desarrollo tampoco serán las mismas para todos.