Por Victoria Acevedo
La degustación de los hongos silvestres forma parte de la gastronomía mexiquense; estos productos se ofrecen en todos los mercados y en las carreteras del sur de la entidad.
Conectarse con la naturaleza durante la temporada otoñal permite descubrir un universo mágico, nos comenta la señora Candelaria, quien recuerda tristemente que una tarde lluviosa, su hermanita de 12 años, a quien le decían ‘la niña Licha’, regresaba de haber cosechado la variedad de hongos, pero fue atropellada y su cuerpecito quedó tendido en el asfalto, junto a las dos cubetas que había recabado en esa tarde de septiembre.
Ante esta tragedia, su familia tuvo que reponerse y seguir vendiendo los famosos hongos, que se esconden entre el bosque.
Aprender a identificarlos, comenta la señora Candy, puede convertirse en una excusa para degustarlos en todas sus variantes: en chile ajo, asados, las zetas se pueden hacer en pozole, carnitas, al pastor o en alambre, o la sopa de clavitos y un sinfín de recetas, porque son muy nutritivos y bajos en calorías.
El kilo de hongos va de 60 a 130 pesos, y la cubeta se vende hasta en 250 pesos, donde el colorido y el sabor son exquisitos.
