Redacción
Han transcurrido dos meses desde el fallecimiento extraño de la teniente Gloria Cházaro, quien fuera una destacada figura en la Armada mexicana y la primera mujer en liderar un buque militar en el país. Este período ha sido testigo de la transición del caso de la oscuridad a la luz pública, impulsando a la familia a demandar una investigación exhaustiva por parte de las autoridades. El fallecimiento de la teniente ha puesto en evidencia las deficiencias iniciales en la investigación por parte de la Fiscalía de Veracruz y las dificultades que enfrentó dentro de su propia institución, la Secretaría de Marina.
Las miradas están puestas en estas dos entidades. La Fiscalía de Veracruz se ha comprometido a entregar a los abogados de la familia Cházaro una copia de la investigación que consta de más de 4,000 páginas, que abarcan peritajes e informes de especialistas sobre la muerte de la teniente, quien fue hallada muerta en casa de sus padres, ahorcada, después de una discusión con su pareja el 11 de junio pasado. Los abogados Fernanda Robleda y Manuel Mateos han expresado su preocupación por la lentitud de las acciones investigativas hasta que la noticia salió a la luz hace tres semanas.
La abogada Robleda señala que hasta la divulgación de las primeras noticias sobre el caso, el único rastro era una serie de solicitudes de la Fiscalía de Fortín a la oficina regional para llevar a cabo peritajes. Sin embargo, según Robleda, parece que estas solicitudes no se llevaron a cabo adecuadamente. Aunque la Fiscalía ha sugerido la posibilidad de un suicidio, también ha afirmado que mantienen abiertas otras líneas de investigación.
La Secretaría de Marina ha mantenido silencio durante semanas y solo ha respondido públicamente al caso después de la publicación de informes que detallan las irregularidades que lo rodean. En su declaración, la dependencia subraya que no tiene la competencia legal para comentar sobre la vida personal de los miembros de la Fuerza Armada, argumentando que esto violaría su derecho a la intimidad.
La relación entre la Armada y la teniente Cházaro tenía complicaciones que trascendían su fallecimiento. En los meses y años previos a su muerte, la relación entre ella y la institución se había deteriorado. A pesar de haber sido elogiada por el propio secretario de Marina por su desempeño, la teniente enfrentaba obstáculos burocráticos dentro de la marina. En 2021 y 2022, a pesar de sus calificaciones excelentes, se le negó el ascenso a teniente de navío. Además, desde mediados de 2022, la teniente denunció acoso sexual, abuso laboral y amenazas de su superior directo.
Los abogados Robleda y Mateos habían estado apoyando a Cházaro en sus quejas y denuncias contra su superior. De hecho, estaban programados para reunirse en Ciudad de México el lunes siguiente a su muerte para discutir la estrategia legal que planeaban cambiar del ámbito naval al civil, con el objetivo de evitar la discrecionalidad que, en su opinión, la Secretaría de Marina había demostrado en el manejo del asunto.
La abogada Robleda recuerda una conversación con Cházaro poco antes de su muerte, el sábado 10 de junio. Según Robleda, Cházaro le escribió mientras regresaba de un bar donde había pasado la tarde con su pareja, el también marino Octavio Capetillo, su padre, su hermano y su cuñada. Cházaro expresó su deseo de dejar la Marina y explorar vías legales si decidía abandonarla.
El acoso que sufrió Cházaro comenzó en 2021. Antes de eso, había disfrutado de éxitos notables, como convertirse en comandante del buque ARM Bonampak, uno de los más modernos de la Armada, a los 26 años. Sin embargo, en 2021, al buscar ascender al rango de teniente de navío, encontró obstáculos. Aunque obtuvo buenas puntuaciones, no fue seleccionada para ascender. Entre tanto, había emprendido una especialidad en Mando Naval en el CESNAV.
En su nuevo destino en Baja California, Cházaro enfrentó dificultades debido al acoso del capitán Rodolfo Torres Chávez. El superior la sometió a humillaciones y represalias laborales. A pesar de sus altas calificaciones, su solicitud de ascenso nuevamente fue rechazada, lo que la llevó a presentar una queja formal ante la Secretaría de Marina. El acoso y la represalia continuaron, y la teniente se vio atrapada en un ciclo de dificultades.
El caso de la teniente Cházaro destaca la importancia de abordar el acoso laboral y las irregularidades en las instituciones, así como la necesidad de una investigación transparente para esclarecer su muerte. Su lucha por el reconocimiento, sus denuncias y su trágico fallecimiento exponen las complejidades y desafíos dentro de las fuerzas armadas y resaltan la importancia de abordar los problemas de manera adecuada.