Redacción
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, abordó la polémica surgida a raíz de la solicitud de demolición de la residencia de la representante del Frente Amplio por México, Xóchitl Gálvez, por parte de Morena, debido a presuntas irregularidades en los permisos de construcción. El mandatario rechazó enfáticamente esta propuesta y enfatizó la importancia de no ver a los adversarios políticos como enemigos a destruir.
López Obrador hizo hincapié en la necesidad de evitar la destrucción de la vivienda de una figura representativa de un movimiento político, subrayando que no se deben utilizar métodos extremos como la demolición. Hizo una comparación con su propia experiencia como opositor en el pasado, recordando cómo también fue objeto de señalamientos y calificativos negativos, como «peligro para México».
El presidente destacó que, en su opinión, la mayoría de la población se encuentra en armonía y de buen humor colectivo, citando un reciente ejemplo de su visita a China, Nuevo León, donde fue recibido con entusiasmo por un grupo de niños. Sin embargo, reconoció que la situación en la clase política es diferente, ya que allí sí existe confrontación y críticas.
López Obrador rechazó la noción de que haya polarización en el país en su conjunto, pero admitió que en el ámbito político, particularmente en lo que denominó el «círculo rojo», la situación es más tensa y se producen confrontaciones propias de la democracia.
En resumen, el presidente López Obrador defendió la unidad y el respeto hacia los adversarios políticos, instando a no recurrir a medidas drásticas como la demolición de viviendas y destacando la importancia de la convivencia democrática y la crítica constructiva en el ámbito político.