Sinaloa primer estado en penalizar los discursos de odio
Pese a esfuerzos del CONAPRED, CNDH Y Comisiones Estatales de Derechos Humanos los crímenes de odio ni cesan ni tienen consecuencias graves para quienes lo realizan
Los discursos de odio matan y promueven la exclusión y discriminación
Recientemente el Congreso del Estado de Sinaloa aprobó por unanimidad reformas al artículo 189 del Código Penal que sancionan hasta por seis años de prisión y una multa que va de 50 a 200 días, a las personas que provoquen, inciten o apoyen a difundir acciones o expresiones verbales o escritas, tendientes a denostar la dignidad de las personas basadas o motivadas en odio, por razones de su cultura, edad, sexo, género, embarazo, estado civil, raza, idioma, religión, ideología, orientación sexual, identidad de género o expresión de género, color de la piel, nacionalidad, origen, posición social, apariencia física, condición jurídica, trabajo, profesión, posición económica, carácter físico, discapacidad, estado de salud, identidad o filiación política, antecedentes penales o de cualquier otra índole que atente contra la dignidad humana o anule o menoscabe los derechos y libertades de las personas.
Dicho avance se hace necesario cuando los esfuerzos del CONAPRED, CNDH y las Comisiones Estatales de Derechos Humanos se limitaban a emitir recomendaciones a servidores públicos que medianamente cumplían, unas hasta en tono de burla cuando se realizaba algún acto de discriminación o discurso de odio hacia una población vulnerable, si bien las redes sociales han limitado dichos discursos de odio camuflajeados con libre expresión con políticas de seguridad y que las, los, les internautas cancelaban en las cuentas de las personas que incitaban al odio, era urgente un cuadro normativo que castigase dichos actos que no eran considerados delictivos.
En nuestro país son variados los casos de los discursos de odio, desde la cancelación de chistes de comediantes, posturas de políticos y religiosos, programas de televisión, canciones, decisiones deportivas y por supuesto la limitación de servicios y atención en el sector público y privado. Bajo el argumento de la libre expresión se daba cheque en blanco para excluir y discriminar a diestra y siniestra a cuanta población vulnerable se antojase. Claro está que estos avances no serian posibles con las reformas al artículo 1º de nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en aquel lejano 2011.
Por ello y aunque quien se resiste a los cambios con denominar a la “generación de cristal” y que de todo protesta y todo cancela, era necesario que se dejara de normalizar la violencia y los discursos de odio. Es por eso que no extraño que el 18 de junio la ONU proclamo como el Día para Contrarrestar el Discurso de Odio mediante una Estrategia y Plan de Acción para la Lucha contra el Discurso de Odio, cuyo objetivo es “inhibir cualquier forma de comunicación de palabra, por escrito o a través del comportamiento, que sea un ataque o utilice lenguaje peyorativo o discriminatorio en relación con una persona o un grupo sobre la base de quiénes son.
Debemos ser conscientes de la ruta actual en la que se encuentra nuestro país, de como las estadísticas no mienten, de como la criminalidad ya no escandaliza, sino que es motivo de sátira, memes y me divierte en redes sociales, por desgracia se acabo la empatía, la otredad, la solidaridad, tendencia que cada vez nos aleja más de nuestra humanidad.
Tendremos que estar muy pendientes de si otros estados abrazan y trabajan dichas reformas en sus congresos locales y si hay eco en las diferentes fuerzas políticas para sacar avante estos temas y terminar de una vez por todas los discursos de odio.