jueves, diciembre 19, 2024
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Contribuye CODHEM para la erradicación de los Discursos de Odio

Redacción

La Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM) trabaja activamente en la prevención de los discursos de odio mediante la capacitación y sensibilización de diversos sectores de la sociedad. La CODHEM subraya la importancia de reconocer que palabras o apodos utilizados en el hogar y en la escuela pueden tener efectos nocivos en las personas y afectar sus derechos.

Ricardo Coyotzin Torres, miembro del Departamento de Atención a Grupos Susceptibles de Discriminación, explicó que, además de las capacitaciones, la CODHEM organiza actividades lúdicas y culturales, realiza investigaciones y publica artículos sobre temas relacionados en las revistas Dignitas y DH Magazine. Coyotzin destacó la responsabilidad de quienes trabajan en el servicio público de promover el bienestar de los grupos vulnerables y de contribuir a la construcción de sociedades plurales, igualitarias e incluyentes.

Según la Recomendación de Política General 15 de la Comisión Europea Contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI) del Consejo de Europa, el discurso de odio se define como la promoción o instigación del odio, humillación o menosprecio hacia una persona o grupo, así como la difusión de estereotipos y estigmas basados en condiciones de vulnerabilidad. Esta definición incluye el uso de palabras para menoscabar los derechos de las personas.

Coyotzin explicó que, aunque existe el derecho a la libertad de expresión, este derecho tiene límites cuando afecta a los demás y sus derechos. Señaló que se incurre en discurso de odio cuando se vulneran los derechos humanos de las personas mediante actos de discriminación, a menudo normalizados en la sociedad, como chistes, burlas y acoso.

Indicó que los discursos de odio también se perpetúan a través de palabras comunes en la vida cotidiana, que se utilizan como insultos basados en características como el color de piel o una discapacidad. Aunque aclaró que no todas las situaciones son discriminatorias, ya que depende del contexto, la carga negativa y la intención detrás de las palabras y expresiones peyorativas.

Para prevenir el discurso de odio en el hogar y en la escuela, Coyotzin sugirió analizar las palabras que se utilizan, revisar si tienen una carga negativa y considerar si afectan a otras personas. En caso de que alguien se sienta incómodo, recomendó modificar el lenguaje empleado. También destacó que negarse a cambiar un lenguaje ofensivo contribuye a perpetuar una cultura de violencia.

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