Redacción
El Gobierno de Estados Unidos anunció nuevas sanciones dirigidas a una red involucrada en la exportación de petróleo iraní hacia China. Esta medida marca el inicio de una renovada estrategia de presión contra Irán tras el regreso de Donald Trump a la presidencia. Las sanciones afectan a empresas y embarcaciones señaladas por facilitar el transporte de crudo en nombre de las Fuerzas Armadas iraníes y de la firma Sepehr Energy, la cual ya se encontraba previamente sancionada.
La acción también impacta objetivos en China, India y Emiratos Árabes Unidos. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, expresó que las autoridades iraníes continúan utilizando los ingresos petroleros para el desarrollo de su programa nuclear, la producción de misiles balísticos y drones, además de brindar apoyo a grupos aliados en la región.
El Departamento de Estado, a través de su portavoz Tammy Bruce, reiteró el compromiso de la Administración Trump para combatir el financiamiento ilícito de las fuerzas iraníes y organizaciones como Hamás y Hezbolá. Se destacó que todas las herramientas disponibles serán utilizadas para responsabilizar al régimen por sus actividades y su presunto intento de obtener armas nucleares.
Donald Trump insistió en sus acusaciones sobre la existencia de un programa armamentístico encubierto en la industria nuclear iraní. Sin embargo, el presidente iraní, Masud Pezeshkian, rechazó estas afirmaciones, argumentando que la fatua del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, prohíbe este tipo de armamento.
Pezeshkian enfatizó que la doctrina de la República Islámica no permite la violencia contra personas inocentes. Estas declaraciones buscan desmentir las acusaciones estadounidenses y reforzar la postura de Irán ante la comunidad internacional en medio de las tensiones con Washington.
