miércoles, marzo 12, 2025
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Minotauro en el Diván · Daniel Sánchez Castro

DECÁLOGO POR UNA SALUD MENTAL CON JUSTICIA SOCIAL
“No hay salud mental sin transformación social ni garantías comunes.”
1.La salud mental no es un privilegio, es un derecho conquistado
No puede haber bienestar psicológico si las condiciones materiales de vida condenan a la miseria, el miedo y la incertidumbre. Exigir salud mental es exigir condiciones dignas de existencia: techo, educación, alimentación, empleo y seguridad. Sin esto, cualquier promesa de bienestar es una farsa.
2.El sufrimiento psíquico es una herida social
La angustia no es un problema individual, sino un síntoma del orden social. La explotación, la precarización, la violencia de género, el racismo y la desigualdad dejan marcas en los cuerpos y las mentes. Si queremos sanar, hay que cambiarlo todo.
3.La comunidad es la primera trinchera de resistencia
Nos han hecho creer que cada quien debe resolver su dolor en soledad. Mentira. La salud mental es un acto colectivo. La creación de redes de apoyo, espacios de escucha y solidaridad mutua es un acto revolucionario contra la lógica del aislamiento y el abandono.
4.No es resiliencia, es lucha
No necesitamos que nos enseñen a soportar la injusticia, sino que la erradiquen. El discurso de la resiliencia, usado sin conciencia social, se convierte en un arma del poder para mantenernos callados. No aceptamos terapias que nos adapten a un sistema enfermo. Queremos transformar la realidad.
5.El acceso a la salud mental debe ser un derecho con costos accesibles para todos
La salud mental no puede ser un negocio que solo beneficie a unos pocos. Exigimos servicios psicológicos y psiquiátricos con costos justos, sin barreras económicas que impidan el acceso a quien lo necesita. Porque la salud no se vende, se garantiza.
6.No hay salud mental en una sociedad que criminaliza la diferencia
El sistema castiga lo que no encaja en su norma: la pobreza, la disidencia, la protesta, la migración. El diagnóstico no puede ser usado como una herramienta de control. Luchamos contra la patologización de lo diverso y exigimos espacios seguros para todas las identidades.
7.La salud mental no se limita a pastillas y diagnósticos
La medicalización sin contexto es otra forma de dominación. No negamos la importancia de los tratamientos, pero exigimos que la salud mental sea vista en toda su complejidad: como un fenómeno político, económico, afectivo y comunitario.
8.La lucha por la salud mental es una lucha contra la opresión
No hay solución individual cuando el problema es estructural. La ansiedad y la depresión no son solo desequilibrios químicos, son respuestas a un mundo diseñado para explotar, alienar y consumirnos. Enfrentar el malestar implica subvertir el sistema.
9.La productividad no define nuestra valía
Nos enseñaron a medir nuestro valor en función de cuánto producimos. Nos explotaron hasta el cansancio y después nos culparon por no ser felices. Rompamos con esta lógica. La vida tiene sentido más allá del trabajo. Recuperemos el derecho al descanso, al placer y a la contemplación.
10.Sin justicia, no hay salud mental posible
No queremos soluciones paliativas. No queremos sobrevivir, queremos vivir. No queremos adaptarnos a la opresión, queremos derribarla. Luchar por la salud mental es luchar por un mundo donde la existencia no duela. Nuestra exigencia es clara: transformación social o nada.
La salud mental no es un lujo ni una aspiración individualista. Es una bandera de lucha. Es un acto de resistencia. Es una promesa de otro mundo posible.
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