Rafael Rodríguez
La política mexiquense sigue moviéndose, y esta semana lo hizo con una pieza que desde hace meses parecía estar en tránsito: Paola Jiménez Hernández, diputada local y ex priista, anunció formalmente su incorporación a Morena.
Luego de casi un año de mantenerse como legisladora independiente, tras su abstención en la votación de la Reforma Electoral, su llegada a la llamada Cuarta Transformación se concreta acompañada por la presidenta estatal de Morena, Luz María Hernández.
El movimiento no sorprende. En los últimos meses, Paola fue vista en diversos espacios cercanos al morenismo, particularmente junto a Ricardo Moreno, alcalde de Toluca y figura de peso en el proyecto guinda en el Valle. Ambos compartieron responsabilidades en la administración municipal pasada, cuando él era secretario del Ayuntamiento, lo que construyó una relación política que hoy se materializa en un nuevo capítulo.
Jiménez Hernández fue parte importante del priismo mexiquense, con cercanía a figuras como Martha Hilda González Calderón. Sin embargo, diversas circunstancias —entre ellas la falta de condiciones para continuar impulsando su capital político— la fueron alejando del tricolor, hasta llegar a este punto.
Su incorporación a Morena no solo representa una nueva etapa en su trayectoria, sino que también confirma el reacomodo de perfiles que buscan mantenerse vigentes en el tablero político local de cara a los siguientes procesos electorales.
En otro frente, pero igual de importante, esta semana hubo avances significativos en la Universidad Autónoma del Estado de México.
La rectora Patricia Zarza sostuvo un encuentro con estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, donde se establecieron acuerdos puntuales para atender sus demandas. Entre los compromisos destacan la prórroga en el pago de cuotas escolares, mejora en infraestructura, reforzamiento de medidas de seguridad y la reactivación de espacios académicos y de comunicación.
Uno de los puntos clave fue la instalación de cámaras de vigilancia y la fumigación inmediata de la biblioteca, así como la vinculación directa con Comunicación Social Universitaria para integrar a estudiantes en proyectos de formación práctica, especialmente a través de UniRadio.
De manera democrática, la comunidad estudiantil acordó votar este 8 y 9 de agosto sobre el posible levantamiento del paro. La firma de los acuerdos formales y el seguimiento agendado para el próximo 13 de agosto refuerzan la intención institucional de atender las exigencias del alumnado sin represión y con respeto al diálogo.
Este puede ser un paso importante hacia la resolución del conflicto universitario. Quedará por verse si el modelo aplicado en esta facultad puede extenderse con éxito al resto de las que siguen en paro, y si la palabra empeñada se transforma en acciones sostenidas.
Y mientras partidos y universidades reconfiguran sus caminos, el Poder Judicial también comienza a enviar señales de transformación.
La justicia no puede ser solo un trámite en oficinas cerradas ni una sentencia lejana escrita en lenguaje técnico. Lo que ocurrió en Atizapán con Héctor Macedo refleja un cambio de fondo: un Poder Judicial que decide mirar de frente a la ciudadanía, escucharla y reconstruir su legitimidad desde el territorio.
En tiempos donde la confianza en las instituciones está fracturada, no basta con experiencia técnica; se necesita voluntad de servicio, cercanía y liderazgo con empatía.
Que un magistrado presidente electo convoque a litigantes, vecinos, empresarios y estudiantes para hablar de justicia, no desde el poder, sino desde la comunidad, es una señal clara de hacia dónde debe ir la reforma judicial.
La transformación no está solo en las leyes, sino en la forma en que se ejerce la autoridad. Si se mantiene esta ruta de diálogo, escucha y compromiso social, será posible reconstruir una justicia que no sea ajena ni abstracta, sino viva, presente y al servicio de quienes más la necesitan.
Por cierto, Movimiento Ciudadano empieza a asomarse otra vez. No mucho, pero lo suficiente para que se note. Ojalá se enrrachen y no pierdan el pulso, porque podrían estar caminando hacia una posición distinta… o quizá no.
Al final… yo solo digo.




