REDACCIÓN
Sólo cuatro meses han sido suficientes para que niños, niñas y jóvenes del semillero creativo de laudería en el municipio de Cosoleacaque, al sur de Veracruz, fabriquen sus propios instrumentos musicales.
El músico Anastasio Martínez, creador de este semillero impulsado por cultura comunitaria, explicó que el interés por promover el son jarocho —que se estaba perdiendo dentro de la cultura local— fue lo que lo llevó a abrir el semillero, al que actualmente asisten 30 menores de entre siete y 17 años, y tres madres que acompañan a sus hijos y toman el taller.
“La respuesta ha sido muy buena, les está gustando la forma de mi trabajo, les emociona trazar sus moldes, hacer los diseños de sus propios instrumentos y ponerles algún dibujo o detalle”. Además comentó que buscará que este grupo colabore con semilleros de música, particularmente con los ensambles tradicionales de Veracruz.
El instrumento que se ha creado en mayor número es la jarana, “existe la jarana primera, segunda, tercera y el requinto jarocho”, y también realizan el bajo jarocho, que se parece a un guitarrón de mariachi. La creación de instrumentos es un proceso que lleva tiempo, hasta once años: se tiene que buscar madera e independientemente de los permisos, es necesario esperar a que el árbol crezca. En el semillero utilizan madera de cedro y tienen que buscar un árbol en etapa de madurez, para cortarlo.
Este proceso y tiempo de espera son parte de la enseñanza, porque hacer un instrumento ya cortado les lleva, más o menos, entre tres y cuatro meses, periodo en el que los niños han dejado a un lado los celulares y han aprendido a apreciar su instrumento.
Por lo anterior, la Secretaría de Cultura se comprometió a dar continuidad a los semilleros creativos ya existentes en Cultura comunitaria y abrirá nuevos grupos en otros municipios con el fin de que niños, niñas y jóvenes ejerzan plenamente sus derechos culturales.