viernes, noviembre 22, 2024
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¿Es tan pretenciosa cómo dicen? BARDO, falsa crónica de unas cuentas verdades

Fernando Estévez

Después de 2015 Iñárritu regresa a la pantalla grande para mostrarnos una auto ficción verdaderamente magistral, en donde Silverio Gama es el hilo conductor de su mundo, encontraremos como el cineasta mexicano plasma en una serie de secuencias incongruentes hasta cierto punto, sus ideales, pensamientos, conocimientos, percepción personal, su sentir, pero sobre todo sus vivencias desde el nacimiento hasta el vuelo más alto de hoy día como uno de los reconocidos directores del mundo.

A través de un viaje fantástico, surreal, y mental, (lo que significa BARDO) vamos a reconocer la memoria del protagonista quien es un reconocido documentalista y periodista que regresa a su país; en todos los aspectos de su vida, su sentir sobre la migración, la política, la fama, el clasismo, el trabajo, el arte, el aborto, los manifestantes, los amigos, el éxito, la derrota, la crítica, el espectáculo, la familia, la paternidad, la religión, el racismo, lo que piensan los demás de él, y lo que él piensa de él. Temáticas complejas, y que hacen que nos adentremos a la mente del creador para conocer sus más grandes intimidades y sentires. Así mismo en uno de los momentos más solemnes, conoceremos una perspectiva personal sobre hechos históricos de nuestra nación, como la conquista española y la invasión de USA, en donde el espectador tiene la última opinión.

Acompañado de una fabulosa fotografía vamos a encontrar efectos visuales muy bien desarrollados, muy determinantes, así como paisajes preciosos, y movimientos de cámara a los que ya estamos acostumbrados con el cineasta, es una mega producción filmada en México, en donde se nota la grandeza y la majestuosidad desde el inicio, actuaciones de gran nivel lideradas por Giménez Cacho (quien encuentra al personaje más completo de su carrera), una mezcla de sonido ambiciosa, y locaciones que nos llenan como mexicanos. Además de que la colorimetría juega con un papel fundamental para saber los momentos más oscuros, los más brillantes y los detestables. Por supuesto que el diseño de producción a cargo de Eugenio Caballero, es un deleite visual y contextual que juega con todos los elementos que encontramos y que significativamente tienen relevancia en la historia.

BARDO podría ser pretenciosa y hablar desde el ego del cineasta mexicano, pero también es en sí una falsa crónica desacomodada, onírica, glamurosa, elocuente, de miles de verdades, que para él significan todo lo que lo conforma su mundo, su memoria, cerebro y su mente. Una historia única y que trascenderá para la historia.

 

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