REDACCIÓN
Museos por casi todo el mundo tienen una o dos exposiciones internacionales que trabajan con mucho tiempo de anticipación, pero en México hay el grave problema de que cuando entra un nuevo gobierno, se debe empezar casi de cero, lamentó la promotora cultural Miriam Kaiser.
Recordó lo que ocurría en los años 90, cuando ella trabajaba en el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (hoy Secretaría de Cultura) e investigadores de museos de otros países proponían una exposición para 2018; ella debía aclararles que solo podían planear y “trabajar de aquí a 1998, porque este gobierno termina ese año”.
Durante su participación en el Segundo Foro Experiencias y Perspectivas en Gestión, Financiamiento y Promoción en el Arte, celebrado en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), Kaiser subrayó que ese es uno de los grandes problemas del ámbito cultural mexicano.
Enfatizó que los museos en el mundo están programados con cinco, siete y hasta 10 años de anticipación, pero para los asiáticos -por ejemplo, si uno quiere llevar su exposición a cualquier ciudad de China- sería para 2030. “No es broma, así lo viví; cuando nos decían ‘hay una muestra que está viajando’, teníamos que decir ‘no gracias’”.
Kaiser, quien trabajó 10 años en la Galería de Arte Mexicano, dijo que “hemos tenido grandes exposiciones que a través de convenios e instituciones se han trabajado a manera de reciprocidad: me prestas, te presto, lo que viene aquí lo paga México y lo que lleva México al exterior, lo paga el otro país”.
“De esa manera se ha trabajado así, no hoy ni mañana, ni antier, sino desde antes, toda la vida”, precisó quien asimismo se desempeñara como directora de Exposiciones Nacionales e Internacionales del Museo Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Expresó que las obras que más piden otras naciones a México, sobre todo en arqueología, son sobre las culturas azteca y maya, pero uno tiene que tener la capacidad, y “he tenido el privilegio de que hemos llevado Moctezuma I, Teotihuacán y La cultura de occidente, y por supuesto se ha dado a conocer”.
La también directora de Exposiciones Internacionales y de Difusión Cultural Internacional del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes manifestó que lo más importante es la difusión, que lo “tengamos en libros. Por ejemplo, la exposición 30 siglos de Esplendor en el Museo Metropolitano de Nueva York, en 1991; se hizo una gran obra y se trabajó cinco años con esa muestra”.
“Me comentaron que esa obra se convirtió en un libro de texto, así de fácil se agotó pues se publicaron primero 40 mil piezas y después otro mismo número de ejemplares, que en las universidades se volvió obligado y hoy todavía se habla de esa magna exposición”, añadió la quien además fuera directora del Museo del Palacio de Bellas Artes durante 11 años.