Redacción
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, ha manifestado su respaldo a la árbitra mexicana Katia Itzel García luego de que recibiera amenazas de muerte por su actuación en el partido entre CF Monterrey y FC Cincinnati en la Leagues Cup. La situación ha encendido las alarmas dentro del mundo del fútbol y ha provocado múltiples reacciones institucionales.
La FIFA ha reafirmado su postura de cero tolerancia hacia cualquier forma de violencia, subrayando la importancia de proteger a los árbitros, quienes desempeñan un papel esencial para el desarrollo del deporte. Infantino ha enfatizado la necesidad de crear un entorno seguro para quienes imparten justicia dentro del campo de juego.
Por su parte, la Federación Mexicana de Fútbol ha acompañado esta postura, condenando las amenazas y anunciando medidas de acompañamiento legal y psicológico para Katia Itzel García. La FMF ha asegurado que brindará apoyo durante el proceso de denuncia ante las autoridades competentes.
Concacaf también se ha pronunciado al respecto, alineándose con FIFA y FMF en su condena contra los mensajes amenazantes. La confederación se ha comprometido a colaborar con las investigaciones para localizar a los responsables y reforzar la seguridad de los oficiales dentro de sus competencias.
Las amenazas dirigidas a la árbitra han incluido mensajes extremadamente violentos y perturbadores, lo que ha provocado indignación entre jugadores, dirigentes y aficionados. Las expresiones de odio han sido rechazadas de forma unánime dentro del entorno futbolístico internacional.
El caso ha despertado un debate urgente sobre los límites del fanatismo y la protección institucional hacia los árbitros, especialmente en competencias de alto perfil como la Leagues Cup. Las autoridades han reiterado que este tipo de comportamientos no pueden ser normalizados en ninguna circunstancia.
Ante este contexto, se ha reforzado el llamado a erradicar la violencia del deporte, recordando que el fútbol debe ser una plataforma de respeto y convivencia. La situación de Katia Itzel García se ha convertido en un símbolo de la necesidad de cambiar la cultura de agresión que aún persiste en algunos sectores del aficionado.
