Cristian Millan
La selección mexicana Sub-17 ha logrado avanzar a los 16avos de final del Mundial gracias al criterio de Fair Play, demostrando que la disciplina también puede marcar la diferencia en el fútbol. Con un registro de una victoria, un empate y dos derrotas en la fase de grupos, el Tri juvenil ha conseguido mantenerse con vida en el torneo tras beneficiarse de la victoria de Malí sobre Arabia Saudita.
El conjunto mexicano ha alcanzado la clasificación como uno de los mejores terceros lugares, apoyado por su impecable comportamiento dentro del campo. Sin recibir expulsiones y acumulando únicamente siete tarjetas amarillas, el equipo ha mostrado un compromiso ejemplar con las reglas del juego, lo que le ha permitido superar a otros rivales en igualdad de puntos.
Esta clasificación ha sido un respiro de alivio para un plantel que ha tenido altibajos durante el torneo. A pesar de no brillar en todos sus partidos, México ha demostrado carácter y determinación, dos cualidades que han resultado decisivas para mantenerse con vida en una competencia tan exigente como el Mundial Sub-17.
El próximo reto del Tri será monumental, ya que enfrentará a Argentina, el mejor líder de la fase de grupos. El conjunto sudamericano ha mostrado un nivel arrollador, por lo que el duelo promete ser una auténtica prueba de fuego para los dirigidos por el cuerpo técnico mexicano.
México ha tenido la oportunidad de corregir errores y preparar un plan que le permita contrarrestar el poder ofensivo argentino. La clave estará en mantener el orden táctico, aprovechar las oportunidades a balón parado y sostener la intensidad durante los noventa minutos, evitando los errores que le han costado puntos en la fase anterior.
El objetivo del equipo se ha mantenido claro: avanzar a la siguiente ronda y seguir construyendo historia en el torneo juvenil más importante del planeta. La mentalidad del grupo ha sido su principal fortaleza, y el hecho de haber clasificado por Fair Play ha reforzado la idea de que la disciplina y el esfuerzo colectivo siempre tienen recompensa.
Con esta inesperada pero merecida clasificación, México ha reafirmado su espíritu competitivo y su capacidad para mantenerse en la pelea incluso en los escenarios más adversos. El compromiso, la entrega y la fe en el grupo han sido las claves de un equipo que sigue soñando con dar la sorpresa ante un gigante del fútbol mundial.







