Redacción
La magistrada Larisa Ortiz Quintero destacó la importancia de reconocer, respetar, valorar, dialogar y solidarizar con las personas de los pueblos indígenas, con el fin de promover una auténtica perspectiva de interculturalidad. Durante el Módulo III del Diplomado sobre derechos humanos con enfoque de género, organizado por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM), explicó que los pueblos indígenas son la base de la interculturalidad y que esta debe ser la manera en que se interpreten y aborden diversas situaciones.
La interculturalidad abarca dos dimensiones: la fáctica o real, que se refiere a las interacciones entre individuos de diferentes culturas, y la filosófica y de derechos humanos, que busca establecer principios para promover la convivencia armoniosa entre personas de distintas culturas en beneficio del desarrollo humano. La diversidad cultural se puede medir de diversas formas, como el número de lenguas habladas en una región o país. México, por ejemplo, cuenta con 68 lenguas indígenas además del español.
A pesar de la diversidad cultural, en muchos lugares aún persisten asimetrías y situaciones en las que una cultura se impone sobre otras. Es necesario aplicar los principios de los derechos humanos para abordar problemas como el racismo y el clasismo, y así fomentar una convivencia cada vez más armónica. Lamentablemente, México es el primer país a nivel internacional que excluye a diversos grupos, incluyendo a los indígenas, a las personas de la diversidad sexual y a las personas con discapacidad.
La UNESCO establece que la interculturalidad debe ser fundamentada en el reconocimiento de la diversidad, el respeto a los derechos humanos, la valoración de las contribuciones culturales, el diálogo y el consenso, el fortalecimiento de la democracia y la solidaridad. El objetivo es lograr una convivencia equilibrada y armoniosa entre los pueblos y naciones, reconociendo y respetando su diversidad cultural.
Según Larisa Ortiz Quintero, experta en Derecho Indígena, las culturas generan creatividad y cada individuo tiene derecho a ser diferente. Al reivindicar sus culturas, algunos pueblos aspiran a tener acceso al poder estatal al que pertenecen y a descentralizar dicho poder.
Es importante destacar que lo que diferencia a los indígenas de los no indígenas es su cultura, y por lo tanto, no deben tener derechos especiales, sino derechos específicos. La discriminación actual tiene raíces en la mentalidad de quienes se consideran superiores y se han creado términos para justificar la supremacía cultural, lo cual lleva a la exclusión de ciertos grupos.
