Por: Antonio NIETO
Coco llegó en 2017 rindiendo homenaje a una de las tradiciones más importantes de México como lo es el Día de Muertos.
La película fue escrita por Adrian Molina y Matthew Aldrich a partir de una historia de ellos y del propio director Lee Unkrich, por lo que llevaron un proceso de investigación arduo para poder retratar lo más fielmente posible las tradiciones, costumbres y aspectos culturales de una de las festividades más importantes para los mexicanos.
La historia gira alrededor de Miguel, un niño de 12 años que lleva en la sangre el gusto por la música y que tiene una profunda admiración por un famoso cantante que murió aplastado por una campana. Sin embargo su familia tiene una profunda aberración hacía la música, que se remonta generaciones atrás, cuando su tatarabuela Imelda fue abandonada por su marido quien fuera músico. Un día Miguel irrumpe en el mausoleo de su ídolo Ernesto de la Cruz y roba la guitarra de este para poder concursar en una competencia de talento musical, pero al tocar el instrumento es transportado al mundo de los muertos, en ese lugar tendrá aventuras, así como una lucha por regresar a casa; en el camino se enterará de cosas muy importantes para él y para toda su familia.
La típica familia mexicana es retratada respetuosamente con detalles y modismos propios de los mexicanos como el clásico «chanclazo», o los regaños cargados de empatía. Además de que el retrato del mexicano no se limita al estereotipo típico, sino que va hacía una descrpción de la diversidad cultural y etníca de en un país tan rico como México.
El camino hecho con pétalos de flor de Cempasuchil, los conocidos alebrijes y los cameos de personajes relevantes en la historia mexicana, son sólo unos de tantos detalles que se exponen y magnífican para enriquecer visualmente a la película y a la historia.
Hay que agregar que el score, soundtrack y música agregan un plus y cómo no, siendo una película que en todo momento tiene en el centro de la historia la música, esta no podía ser mejor para transportarnos y perdernos en un deleite visual; además de que sin duda el escuchar «Recuerdame» se volvera una experiencia tan nostálgica como alegre, llena de carga emocional.