Redacción
La década de 1970 demostró ser una etapa de evolución significativa para el cine de terror. Influenciados por maestros del cine como Alfred Hitchcock, Roman Polanski y George A. Romero, los cineastas comenzaron a explorar formas más oscuras y sangrientas de miedo. Esta nueva ola de películas de terror representaba la moral decadente de una sociedad en crisis, a menudo explorando temas de muerte, desesperación y locura.
Películas de terror innovadoras como ‘Don’t Look Now’ de Nicolas Roeg, ‘The Wicker Man’ de Robin Hardy y ‘The Exorcist’ de William Friedkin surgieron durante esta década. Cada una de estas películas abordó el terror de una manera única, ya sea a través de la figura de los monstruos, el horror sobrenatural o el asesino en serie. Esta variedad de formas de miedo creó un caldo de cultivo para el cine de terror que perdura hasta el día de hoy.
Entre estas películas, una que se destacó fue ‘The Shining’ de Stanley Kubrick, la cual no solo se basó en el estilo visual icónico de Kubrick y su habilidad para jugar con las emociones de los espectadores, sino que también presentó múltiples formas de miedo en una sola historia. Este enfoque multifacético del miedo es parte de lo que ha hecho que ‘The Shining’ sea tan influyente y trascendental en el género de terror.
‘The Shining’ se basó en la popular novela de Stephen King, que ya era considerada una de las mejores novelas de terror de su tiempo cuando se publicó en 1977. Sin embargo, la adaptación cinematográfica de Kubrick se desvió significativamente de la trama original del libro, una decisión que ha sido objeto de críticas y análisis. Este cambio, sin embargo, permitió que la película explorara temas como la percepción del miedo y la locura de formas que la novela no abordó.
La versión de Kubrick de ‘The Shining’ destacó por varios motivos. Primero, la estructura temporal de la película, dividida en diez segmentos, generó una sensación de anticipación y ansiedad en el espectador. Segundo, el uso innovador de la luz en la película rompió con la tradición de utilizar la oscuridad como principal generador de miedo. En su lugar, Kubrick utilizó la luz de una manera que mantenía al espectador en un estado constante de tensión e incertidumbre.
Además, Kubrick introdujo una trama original que sugería un trasfondo más oscuro y perturbador para los personajes, a la vez que presentaba la incertidumbre y el aislamiento como formas de miedo. El hotel Overlook en sí se convierte en un personaje, con su arquitectura y disposición jugando un papel crucial en el desarrollo del horror.
La dedicación obsesiva de Kubrick a la perfección en todos los aspectos de la producción de la película contribuyó a su impacto duradero. Su insistencia en repetir tomas hasta alcanzar el nivel correcto de tensión y desesperación en sus actores, aunque desafiante en el set, resultó en una película que provocaba una sensación auténtica y palpable de miedo.