El metal mexicano ha perdido a uno de sus fundadores: Arturo Huízar, quien fuera el tercer cantante de la agrupación Luzbel, que en 1983 había salido a la luz guiada por el guitarrista Raúl Fernández Greñas.
Huízar, nacido en la Ciudad de México en septiembre de 1957, dejó este mundo a los 62 años de edad luego de cierto tiempo de hallarse en hospitalización, lapso en el cual solicitó apoyo para realizar una colecta que le permitiera cubrir los gastos de su tratamiento médico.
Luzbel, con más de seis discos de estudio, reproducía fidedignamente los sonidos del heavy metal anglosajón. En México esta corriente musical empezó con la banda tijuanense El Ritual durante la década de los setenta, pero no fue sino hasta la aparición del grupo Lucifer que las cotas del metal se reprodujeron casi con exactitud. Y Arturo Huízar, a partir de 1984, comenzó a definir este género en castellano.
Desde ese momento, Arturo Huízar no salió de la escena roquera del país, ya con Luzbel o con su propia agrupación. Sin duda, Luzbel fue la secuela para la formación de conjuntos posteriores como Cristal y Acero e incluso Moderato, aunque grupos como éste de inmediato buscaron refugio en empresas televisoras, lo contrario a la “ideología metalera”.
Arturo Huízar, como sucede en México, prosiguió solitario en pos del metal, una corriente jamás aceptada en los grandes medios de comunicación ni en los festivales masivos de la música, a menos que se tratara para un público seguidor de esta fase musical.
Huízar tenía, sí, un nicho de seguidores metaleros y no cesó en interpretar su música hasta el último día de su vida antes de internarse en el hospital, donde buscó recabar ayuda económica para los gastos médicos. Junto con Raúl Greñas, Arturo Huízar era uno de los símbolos de este metal que no sucumbe a ninguna aleación que busque, o desee, su difuminación.