* Su ausencia sigue pesando en una industria que no ve cuándo surja otra estrella del tamaño del rey.
Por Monick Huitrón
Han pasado ya nueve años sin Michael, y su ausencia sigue doliendo y pesando; su muerte, es de ésas muertes que nunca dejaremos de llorar, a pesar del tiempo. Y, es que, se hizo indispensable e imprescindible en una industria que no ve cuándo vuelva a surgir una estrella de su tamaño. No es que no haya grandes artistas, los hay, pero hasta ahora, ninguno ha cambiado el rumbo de la música como lo hizo él. Ninguno se impuso ni ha marcado precedentes, como lo hizo él. Por eso fue llamado, el Rey del Pop, porque fue un jerarca que sigue reinando más allá del tiempo.
Sus millones de seguidores alrededor del mundo lo recordaron de diferentes maneras, como cada año. Por su parte, sus hijos anunciaron que ya se prepara un musical que será montado en Broadway con un libreto basado en la vida de su padre, que será escrito nada menos que por la ganadora de dos Pulitzer, la escritora Lynn Nottage. Mientras que el arte coreográfico estará a cargo del prestigiado Christopher Wheeldon.
Pero no todo ha sido alegría para los herederos de Jackson, ya que continúan haciéndole frente a los diferentes cuestionamientos públicos sobre los escándalos del rey; hace tan solo unas semanas el canal A&E transmitió un documental con varios de los integrantes del jurado del juicio en el que se le acusaba de pederastia, después de ser denunciado por abuso sexual a un joven de 13 años.
Este documental llamado ¿Culpable o no? se transmitió 15 años después de aquél difícil 2003 para Michael, en el que tuvo que pagar una millonaria suma de dólares para no ir a prisión, lo que terminó por devastarlo; después del juicio, nunca más lo volvimos a ver igual. Su vida cambió radicalmente y él se consumió en una profunda depresión con la que cargó hasta sus últimos días. Al final, recordemos que el chico terminó confesando que Michael nunca le hizo daño, que fue obligado por su padre a acusarlo para obtener dinero.
Quienes lo conocieron en lo privado, en la intimidad, han dado testimonio y han asegurado que su corazón era tan grande, que jamás hubiera tenido el valor de hacerle daño a nadie, y menos a un niño.
Hoy, a nueve años de su partida, lo seguimos recordando y honrando cantándolo y reviviendo muchos de los actos benéficos que realizó por diferentes partes del mundo. Al final, eso fue lo que nos dejó; una gran enseñanza de amor y generosidad.
