Guadalupe de la Cruz
Edgar Cerecero López, fabricante de uniformes en el Valle de Toluca dio a conocer que además de lidiar con la venta deseal de uniformes en camionetas, también tienen que enfrentar la comercialización de los mismos dentro de las escuelas particulares, pues la negociación se hace de manera directa con los padres de familia.
Desafortunadamente, dijo, el sector debe competir con las escuelas particulares que hacen trato con algunos fabricantes que no tienen un punto de venta; y comercializan directamente con los padres de familia a un sobreprecio.
“Quienes se dicen ‘fabricantes’ quieren vender el uniforme de una escuela, solo notifican de manera verbal a los directivos, y las autoridades educativas también comparan precios para saber cual les conviene más, ya que afortunadamente hay libre mercado y no hay exclusividad”, destacó.
Pero también nos hemos encontrado con directivos que llegan a algún acuerdo con ciertos proveedores y establecen reglas, por ejemplo, pueden vender el uniforme hasta en 340 a los alumnos, de los cuales, 40 pesos se destinan a la sociedad de padres de familia, recursos que son destinados para mejoras de la escuelas o en su defecto, pueden ser aportaciones en especie (jergas, escobas, detergente, entre otras cuestiones).
Cerecero López, que en algunas ocasiones las escuelas particulares tienen que enfrentar la calidad del producto, ya que a veces adquieren productos (uniformes) más baratos, lo que trae como consecuencia que las prendas se deterioren con el paso del tiempo.
“Si bien las grandes tiendas comerciales ofrecen uniformes a precios muy bajos, esto no representa una competencia desleal porque lo hacen en la legalidad al pagar impuestos, salarios y demás prestaciones laborales, el problema está en la calidad de las prendas”, mencionó.