Redacción
María Guadalupe Fonseca Montes de Oca, investigadora y profesora del Instituto Interamericano de Tecnología y Ciencias del Agua (IITCA) de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), es un ejemplo del trabajo destacado que realiza la mujer en la ciencia, y es que con técnicas microescala analiza la calidad del vital líquido.
Las técnicas denominadas a microescala, son un método que utiliza menos cantidad de muestras y reactivos químicos. De esta manera, se genera una menor cantidad de residuos en la determinación de los parámetros analizados para la caracterización del agua.
Algunos de ellos son residuos considerados “tóxicos” y deben ser almacenados para su posterior tratamiento de acuerdo con la investigadora de la Máxima Casa de Estudios Mexiquense.
Misma que resaltó que esta forma de trabajo ha sido de ayuda para sus investigaciones y para el desarrollo de las prácticas de laboratorio con sus alumnos.
“Ellos mismos pueden realizar las prácticas, porque se requiere menor cantidad de reactivos por muestra. Generalmente un análisis a escala normal requiere de cuatro litros de muestra. Cuando vamos a campo requerimos de 500 a 250 mililitros, esto nos facilita poder muestrear varios puntos. No es necesario transportar volúmenes grandes y es mucho más fácil la recolecta”.
Utilizando este tipo de pruebas, estudia la calidad del agua de pozos que abastecen a una comunidad al suroeste del Estado de México. Aquí se investiga la forma en que el lixiviado en este caso, los contaminantes, de un vertedero municipal aledaño a estos, puede entrar en contacto con el agua y alterar su composición.
Evalúa, a través del análisis de parámetros físico-químicos y elementos traza concentraciones muy bajas, la presencia de contaminantes y metales como el hierro, el cobre o el plomo en el agua. Estudia si estos elementos se encuentran dentro o fuera de lo que establecen las normas de calidad del agua y le permite determinar índices de calidad, de contaminación o de riesgo.
“Este proyecto surge a partir de la conexión del municipio con nosotras. Hubo interés en saber si había un efecto del vertedero en la calidad del agua. A partir de ese momento se busca evaluar la calidad del agua para que posteriormente se logre hacer un estudio más profundo. En este momento se buscan documentar las condiciones actuales y tener un antecedente de la zona”, concluyó.