POR Gerardo GARCÍA
La Peletería la Queretana en Toluca retomó muy bien la frase “De la moda lo que te acomoda” y hoy ha dejado el sólo arreglar zapatos, bolsas o chamaras, sino diseña y confecciona sus propios cubrebocas a base de piel con bordados o hasta estoperoles, con el que las personas más exigentes pueden hacer gala de sus excentricidades en época de la pandemia y desfilar en las calles.
La COVID-19 a los dueños del establecimiento les robó a sus clientes tradicionales, pero a su vez, les dio la oportunidad de innovar y ampliar su mercado en el que se han desarrollado desde hace dos generaciones por herencia
Entre las calles de Juan Álvarez y Sor Juana Inés de la Cruz en la capital mexiquense, se encuentra el taller la Queretana que hace honor a las peleterías de antaño a aquellas donde el cuero perfuma el ambiente, la tinta invade todos los muebles y una pila inmensa de zapatos que piden a gritos ser reparados para calzar a sus dueños.
Desde este lugar, Felipe Luis Rodríguez Uribe fundador del negocio, admitió que el establecimiento es de los pocos sobrevivientes de la pandemia. Sus ventas se redujeron a cero, pero en la crisis encontró la oportunidad de crear sus propios protectores faciales que presume son los más duraderos al ser de piel.
Fue gracias a sus clientes fieles, que inició a confeccionar y tejer los tapabocas pues le recomendaron explorar dicho mercado. Sonriente reconoce que fue la mejor decisión porque se están vendiendo.
“Un cliente nos dio la idea, puse cubrebocas que eran normales los estaba vendiendo y un cliente fue quien me dijo si estaba haciendo cubrebocas de piel, entonces nos dimos a la tarea de buscar ver cómo si era funcional y parece que sí porque no suda la cara, no irrita la cara como los de tela”, narró.
Con ayuda de su sobrino, perfeccionaron el diseño y estilo. Hoy en día ofrecen hasta 12 modelos distintos, tanto para adultos como para niños. Esta aventura no ha sido fácil ante la falta de maquinaria, aunque el plus es que a excepción de los ojales, el corte y la costura de la piel es hecha a mano, cada pieza requiere una inversión de 5 horas.
“Ahorita estamos sacando más modelos, porque si funcionaron, sí se han vendido, estamos sacando modelos para mujer, nos han pedido en rosa, morado y ahorita estamos sacando más porque si se han vendido…tenemos hasta 12 modelos”, expresó.
Los cubrebocas de la Peletería la Queretana se le puede integrar filtros de carbono para evitar contagios de COVID-19 y es fácil de limpiar a base de aceite o gel antibacterial.
El señor Jorge León es testigo de lo anterior quien orgulloso presume que son cómodoS, fáciles de limpiar y sustituirse, a diferencia de los convencionales que sólo se desbaratan, expresó desilusionado. Además, advirtió que con cada pieza donde Felipe Luis Rodríguez mejora en su trabajo.
“Son buenos y prácticos porque quito el otro, se puede sustituir porque los otros se desbaratan bien rápido, en cambio este (el cubrebocas de piel) lo puedo limpiar, lo puedo sustituir y lo puedo seguir usando y se ve mejor”.
El dueño de la Peletería la Queretana, Felipe Luis Rodríguez Uribe iniciará a confeccionar también cinturones y bolsas de piel, ahora que las ventas sólo han crecido un 15 por ciento, y tiene tiempo para emprender y hacer honor al oficio que lo heredó de su padre desde pequeño.
