Por Alelhi Rodríguez
A los 7 años, Don Pascual Hernández León comenzó a hacer jarros de barro, con la técnica de vidriado. El originario del municipio de Metepec, a sus 100 años, aún trabaja artesanías con este material, que caracteriza al oficio de la alfarería y que representa a este pueblo mágico del Estado de México.
Apoyado de un bastón y portando un sombrero, este hombre de un siglo de edad denota que los años han surtido efecto; poco es lo que escucha y habla, sin embargo, sus manos siguen dando forma a jarros pulqueros, actividad que le gusta y a la que aporta un distintivo, ya que en cada pieza agrega algunos nombres de hombres y mujeres, acompañados de una frase coloquial.
Cuenta que aprendió este oficio de manera autodidacta; observar a su padre haciendo cazuelas y molcajetes y la poca paga que recibía lo motivó a hacer algo diferente y destacar en la alfarería. “Todo lo que ves, pieza por pieza, todo lo que me vienen a encargar yo lo trabajo”.
Detrás de este metepequense hay cuatro generaciones que siguen sus pasos, Dylan Hernández Vázquez, su bisnieto, compartió el orgullo que siente de que su abuelo persista con este trabajo a pesar de su edad.
«La técnica más antigua es la del vidriado, es precisamente esa que tiene el brillo que se le da a las cazuelas, a los jarros, esa que pasa por dos horneadas, es la técnica más antigua que nos enseñó el abuelito».
Esta familia ha procurado las artesanías de barro con una variedad de técnicas, aparte de la del vidriado, como el barro natural, pigmentado y policromado.
«Esta generación es un parteaguas, los hombres elaboran y las mujeres decoran, por ese detalle de hacer las cosas un poquito más finas», concluyó Dylan.
