Shaira Mulia
Dr. Martens, una marca de calzado reconocida a nivel mundial, tiene sus orígenes en la Segunda Guerra Mundial, cuando Klaus Martens, un médico del ejército alemán, decidió reinventar las botas de la armada alemana, luego de sufrir un accidente de esquí que le dejó con el pie lesionado; Martens buscaba crear un calzado más liviano y cómodo.
Esta idea revolucionaria consistía en desarrollar una suela con mayor amortiguación, utilizando caucho desechado proveniente de los aeródromos de la Luftwaffe. Para llevar a cabo su visión, se asoció con su amigo Herbert Funck y juntos comenzaron a fabricar el nuevo calzado en 1947.
Sin embargo, no fue hasta la década de 1960 que las icónicas botas Dr. Martens vieron la luz en una pequeña fábrica en Northamptonshire, Inglaterra. El primer par de botas presentaba un distintivo color rojo y contaba con ocho ojales para los cordones. Su precio era de tan solo dos libras, lo que permitió que estas botas se convirtieran en un rotundo éxito entre la clase trabajadora británica.
Inicialmente fueron utilizadas por carteros, así como de obreros de fábrica. Y desde entonces, estas icónicas botas lograron adquirir popularidad gradualmente y se convirtieron en un símbolo internacionalmente reconocido. Su resistencia y durabilidad, combinadas con un estilo característico, atrajeron a diversos grupos sociales y culturales, desde la subcultura punk en los años 70 hasta las tribus urbanas contemporáneas.
Las botas Dr. Martens, se han convertido en una seña de identidad y un emblema en el mundo de la moda, tanto para quienes que buscan comodidad y durabilidad como para aquellos que desean hacer una declaración de estilo. A lo largo de los años, la marca ha ampliado su línea de productos, incluyendo zapatos, sandalias y otros accesorios, pero especialmente las botas, siguen siendo las más destacadas y apreciadas por el trascendente paso del tiempo.
Algo muy importante que debemos tener en cuenta es que antes de ponerlas en nuestro clóset, es que duelen, sí, duelen porque son muy apretadas en sus primeros usos, pues recordemos que siguen siendo botas de trabajo ¿Pero quién dijo que la moda es fácil?
No puedes usar estas botas con medias delgadas o con calcetines de algodón normales, al menos no al principio. Cuando un calzado de este tipo cae en tus manos se inicia un proceso largo en el que tú y tus nuevas botas tienen que conocerse mutuamente, porque si no su relación acabará con heridas en los pies, ampollas e incluso moretones.
Da paseos cortos con ellas y úsalas en casa, lo importante es que se vayan ablandando y adaptándose a tu pie. Si logras acoplarte a ellas te pueden acompañar durante muchos años.
