Redacción
El jueves, un ataque con explosivos en el noroeste de Colombia dejó al menos cuatro soldados muertos y otras cinco personas heridas. El incidente ocurrió en Anorí, un municipio del departamento de Antioquia, durante una operación militar destinada a proteger a ex guerrilleros de las FARC que han dejado las armas y permanecen en proceso de reincorporación a la vida civil.
El Ejército de Colombia, que no especificó el tipo de explosivo utilizado ni reportó capturas, señaló que los militares atacados estaban custodiando un Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, una zona destinada a los ex combatientes de las FARC que firmaron el acuerdo de paz en 2016. Además de los soldados, un civil también resultó herido en el ataque.
Las autoridades locales, incluido el gobernador de Antioquia, Andrés Rendón, apuntaron al Ejército de Liberación Nacional (ELN) como responsable del atentado. Este grupo guerrillero opera en la región en complicidad con el Estado Mayor Central, una disidencia de las FARC que no aceptó los términos del acuerdo de paz firmado hace ocho años.
El gobernador denunció la falta de interés del ELN en la paz y destacó que el ataque busca desestabilizar los esfuerzos de reincorporación de los ex combatientes de las FARC. Por su parte, el Ejército anunció que presentará denuncias por la violación de los derechos humanos y las infracciones al derecho internacional humanitario cometidas en el ataque.
Este suceso ocurre en un momento crítico para las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y el ELN, que fueron suspendidas indefinidamente en septiembre, después de un ataque similar en el que murieron tres soldados y más de 25 resultaron heridos.