REDACCIÓN, 24 Marzo .-El Presidente brasileño, Jair Bolsonaro, pidió este martes que el país deje atrás el “concepto de tierra arrasada” ante el coronavirus y dijo que no hay razón para confinar a la población por lo que volvió a calificar de “gripecita”.
Bolsonaro volvió a criticar las medidas adoptadas por algunos gobernadores del país, que como en el estado de Sao Paulo desde este mismo martes han declarado en cuarentena a toda la población, y se plantó contra “la prohibición del transporte” y el “confinamiento en masa” para contener a la COVID-19.
“No hay por qué cerrar escuelas”, cuando “en el mundo” los más afectados por la pandemia son las personas mayores de 60 años, dijo el mandatario el día que el número de muertes en el país a causa del coronavirus llegó a 46, con 2 mil 201 casos.
“En mi caso particular, en el caso de que fuera contagiado, no precisaría preocuparme, porque sería una gripecita, un resfriadito”, apuntó Bolsonaro, quien el pasado sábado cumplió 65 años y está así en los considerados como grupos de riesgo.
El presidente ultraderechista de Brasil volvió a mostrar este su método para combatir el coronavirus es garantizando las ganancias de los empresarios y atacando los derechos de los trabajadores, trabajadoras y sectores más vulnerables.
La semana pasada ya había anunciado recortes en los salarios de ha sta el 50% y una ajuste millonario en los planes alimentarios conocidos como «bolsa familia», justo en el momento que son más necesarios por la perdida total de ingresos de los sectores informales, como de los despidos entre los trabajadores formales.
En la noche del domingo, Bolsonaro dio un paso más allá al firmar una medida provisional (MP), similar a un decreto, que fue publicado inmediatamente en el boletín oficial y que entró en vigencia este mismo lunes que autoriza la suspensión de los contratos de trabajo por 4 meses.
Durante este período, las empresas quedan exentas de pagar los salarios de sus trabajadores, a cambio de que ofrezcan cursos a distancia.
Cínicamente Bolsonaro dijo que el decreto «Es una forma de preservar empleos». De esta manera las empresas quedan liberadas del pago de sueldos y también se suspenden los convenios colectivos de trabajo firmados con anterioridad, es decir que se anulan todos los derechos laborales que hayan conquistados los trabajadores de las distintas ramas.
En lugar de un salario Bolsonaro prometió una «ayuda» del Estado, sobre la que no dio ningún detalle, y en el marco de que su Gobierno viene de aplicar fuertes recortes incluso sobre los planes sociales y alimentarios de los que dependen millones de familias para vivir, y más aún en medio del brote de coronavirus.
El decreto también prevé otras medidas, como la posibilidad del teletrabajo, la anticipación de las vacaciones individuales, la concesión de vacaciones colectivas y el establecimiento de un banco de horas para ser compensado una vez finalice la crisis sanitaria.
Al tratarse de un decreto, la medida entra en vigor inmediatamente en el momento de su publicación, pero tendrá que ser aprobada por el Congreso brasileño en un plazo de hasta 120 días para no perder su validez.
Mientras que toma estas medidas contra los trabajadores y los sectores más vulnerables, Bolsonaro sigue manteniendo un discurso negacionista frente a la gravedad de la pandemia, y llegó a calificar de «lunático» al gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, por haber decretado una cuarentena de 15 días en el estado más poblado de Brasil. Hasta ahora se ha negado a establecer algún tipo de cuarentena a nivel nacional y menos que menos a definir un plan serio para el sistema de salud o la realización de test masivos como aconseja incluso la OMS y se realizó con éxito en algunos países como Corea y Alemania.