Redacción
Donald Trump ha planteado ambiciosos proyectos para la economía de EE.UU., pero el creciente problema de la deuda nacional podría ser un obstáculo significativo para su implementación. Con un nivel de deuda que asciende a casi 36 billones de dólares, las altas tasas de interés y el costo creciente de financiar la deuda representan desafíos para las metas económicas del expresidente.
A lo largo de su campaña, Trump ha propuesto una serie de medidas económicas, como recortes de impuestos y aranceles, que buscan estimular el crecimiento. Sin embargo, los pagos de la deuda federal se están convirtiendo en un freno para su capacidad de actuar. La inflación post-pandemia ha incrementado los costos de endeudamiento del gobierno, y se espera que en el próximo año, los gastos destinados a pagar la deuda superen al presupuesto de seguridad nacional.
Este creciente gasto en intereses sobre la deuda limita las opciones del gobierno para asignar fondos a otras prioridades, como la infraestructura o la educación. Aproximadamente una quinta parte de cada dólar gastado por el gobierno se destina ahora al servicio de la deuda, en lugar de a inversiones que podrían impulsar el crecimiento económico a largo plazo. Esta situación se ha convertido en un tema central de preocupación tanto para los economistas como para los políticos.
Shai Akabas, director ejecutivo del programa de política económica en el Bipartisan Policy Center, advirtió que el aumento de los costos de la deuda impactará directamente en los hogares estadounidenses. Las altas tasas de interés han encarecido la compra de viviendas y automóviles, lo que podría afectar negativamente a la economía en el futuro. Además, el servicio de la deuda está desplazando el gasto en áreas esenciales, lo que dificulta la capacidad de financiamiento para programas que beneficien a la población en general.
Trump ha reconocido este desafío. Al nombrar al inversionista Scott Bessent como su futuro secretario del Tesoro, el expresidente destacó que Bessent sería clave para frenar el aumento de la deuda federal, que considera insostenible.
No obstante, los recortes fiscales implementados durante su mandato en 2017 podrían complicar aún más la situación. Si bien los recortes de impuestos están destinados a impulsar la economía, muchos economistas y algunos legisladores republicanos temen que, al aumentar el déficit, generen más presión sobre las tasas de interés, lo que incrementaría el costo del servicio de la deuda, reduciendo los beneficios potenciales para el crecimiento.
Brian Riedl, investigador del Manhattan Institute, ha señalado que volver a aplicar los mismos recortes fiscales podría ser irresponsable, ya que el déficit se ha triplicado en los últimos años. Además, muchos demócratas y economistas argumentan que los recortes fiscales de Trump favorecen desproporcionadamente a los más ricos y a las grandes corporaciones, mientras que privan al gobierno de los ingresos necesarios para financiar programas que apoyen a la clase media y a los más vulnerables.
En resumen, el alto costo de la deuda nacional está presentando un reto considerable para las ambiciones económicas de Trump, limitando las posibilidades de implementar sus propuestas fiscales y afectando a la economía de una manera más amplia.