Redacción
El presidente surcoreano destituido, Yoon Suk Yeol, fue detenido por las autoridades del país bajo sospecha de haber cometido cargos de rebelión. Su arresto se produjo después de que fuera interrogado por funcionarios anticorrupción, quienes lideraron una operación en su residencia en Seúl. Yoon había estado bajo custodia en un centro de detención cerca de la capital, tras haber declarado la ley marcial a principios de diciembre. Este acto fue interpretado por sus detractores como un intento de ejercer control sobre el poder legislativo, lo que derivó en su destitución por parte del Parlamento surcoreano.
El arresto de Yoon se produce en un contexto de creciente tensión política y judicial. El exmandatario fue el primero en ejercicio en ser aprehendido en la historia del país. La investigación sobre su declaración de ley marcial fue liderada por la Oficina de Investigación de Corrupción para Funcionarios de Alto Rango, en conjunto con la policía y el ejército. A pesar de sus esfuerzos por desafiar la autoridad de la agencia anticorrupción, Yoon expresó que cumplió con la orden de detención para evitar incidentes violentos.
La detención de Yoon ha generado diversas reacciones dentro de la sociedad surcoreana. Mientras que algunos de sus partidarios realizaron protestas a su favor, otros consideran que la medida es un paso hacia la restauración del orden constitucional. Las fuerzas de seguridad desplegaron un operativo significativo para llevar a cabo el arresto, y aunque no hubo enfrentamientos violentos, la situación permaneció tensa. Los opositores del expresidente sostienen que su detención es un avance en la lucha por la democracia y el Estado de derecho.
La situación de Yoon continúa siendo incierta, pues podría permanecer bajo custodia por un periodo largo mientras la investigación sigue su curso. En caso de ser formalmente acusado, enfrentaría cargos de rebelión y abuso de poder, lo que podría derivar en una larga condena, posiblemente incluyendo la pena de muerte o cadena perpetua, según la legislación surcoreana. Por otro lado, la Corte Constitucional aún debe decidir si la destitución de Yoon será ratificada o si el presidente podrá ser restituido.
El arresto también resalta las tensiones dentro del gobierno surcoreano, donde varios altos funcionarios, incluidos el ministro de Defensa de Yoon y algunos comandantes militares, ya han sido detenidos en relación con la ley marcial. La situación continúa siendo objeto de debate, y la sociedad surcoreana se enfrenta a una posible reconfiguración política mientras el proceso judicial avanza.