La muerte del líder del grupo Estado Islámico (EI), Abu Bakr al-Baghdadi, provocó hoy múltiples reacciones en el mundo, que van desde la celebración por el “duro golpe” que representa en la lucha contra el terrorismo, hasta restarle importancia o ponerla en duda, como ocurrió en Rusia.
Si bien el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, confirmó la muerte de al-Baghdadi, el ministerio ruso de Defensa afirmó que no poseen datos confiables sobre el asunto y rechazó que Rusia haya cooperado en la operación militar, como afirmó el mandatario estadunidense.
En una conferencia de prensa en la Casa Blanca, Trump aseguró la víspera que el líder del grupo extremista radical murió el sábado en una operación de las fuerzas especiales estadounidenses en el norte de Siria, luego de haber estado bajo vigilancia durante un par de semanas.
El inquilino de la Casa Blanca aseguró que al-Baghdadi se suicidó activando un chaleco explosivo, al quedar atrincherado en un túnel de la aldea de Barisha junto con sus tres hijos pequeños, justo antes de que las fuerzas especiales pudieran alcanzarlo.
“El matón que se esforzó tanto por intimidar a los demás pasó sus últimos momentos con miedo absoluto, en total pánico y temor, aterrorizado por las fuerzas estadounidenses que lo atacaban… Murió lloriqueando», subrayó Trump, al tiempo que agradeció a Rusia, Turquía, Siria, Irak y los kurdos sirios por ayudar en la misión.
Rusia, agregó, «nos trató muy bien… Tuvimos que volar sobre ciertas áreas controladas por las fuerzas rusas en Siria». “Rusia fue genial», precisó Trump. Sin embargo, el Ministerio de Defensa negó que haya brindado cooperación a las unidades aéreas estadounidenses e incluso puso en duda la operación.
«El Ministerio de Defensa de Rusia no tiene información confiable sobre que militares estadounidenses hayan realizado una operación en la parte controlada por Turquía de la zona de desescalada de Idlib, ni sobre otra ‘eliminación’ de Abu Bakr al-Baghdadi», indicó el portavoz del ministerio, Igor Konashenkov.
En un comunicado, el mayor general aseguró asimismo que no se detectaron el sábado ataques aéreos realizados por aviones estadounidenses o pertenecientes a la llamada ‘coalición internacional’.
En medio Oriente, la mayoría de los países, incluidos Arabia Saudita, Egipto y Jordania, expresaron su beneplácito por la muerte del al-Baghdadi, ya que había distorsionado la imagen del Islam en el mundo. No obstante, consideraron que su muerte no significa el fin del grupo islamista radical, ni del terrorismo.
«El reino aprecia los esfuerzos de la administración estadounidense para perseguir a los miembros de esta organización terrorista que distorsionó la imagen real del Islam … y cometió atrocidades y crímenes», afirmó el Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita.
Mediante un comunicado, la Cancillería saudita destacó que el país continúa sus esfuerzos de combatir el terrorismo internacional con sus aliados, especialmente Estados Unidos.
En Egipto, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Ahmed Hafez, calificó la muerte del líder del EI como un paso importante en los esfuerzos para combatir el terrorismo internacional y en la lucha contra grupos armados que acechan la región,mientras que el canciller de Bahrein, Khalid bin Ahmed Al Khalifa, elogió el suceso y consideró que fue: un «golpe fatal para el grupo».
«El asesinato del criminal Abu Bakr al-Baghdadi es un duro golpe para la organización terrorista Daesh. Saludamos a nuestros hermanos y aliados por sus esfuerzos y éxito en encontrarlo y deshacerse de él», indicó el ministro del Exterior de Bahein, usando el acrónimo en árabe del EI.
En Israel, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, calificó el evento como un «logro impresionante» y resaltó que la muerte del líder y fundador del EI “refleja nuestra determinación compartida, con Estados Unidos y todos los países libres, de luchar contra las organizaciones y los estados terroristas».
En el vecino Jordania, el ministro de Asuntos Exteriores, Ayman al-Safadi, describió la muerte de al-Baghdadi como un paso significativo en la guerra contra una ideología de odio y destacó que su país permanecerá en la vanguardia de los esfuerzos para “destruir este mal, en cooperación con nuestros socios de la coalición global».
En contraste, el ministro de información de Irán, Mohammed Javad Azari-Jahromi, consideró en un mensaje publicado en su cuenta oficial de Twitter que la muerte de al-Baghdadi «no fue gran cosa”, ya que no significa el fin del grupo y su ideología.
Al comentar sobre los informes de que Estados Unidos dio muerte al líder del grupo terrorista, el portavoz del gobierno iraní Ali Rabiei dijo que «así como la muerte del fundador de Al Qaeda, Bin Laden, no erradicó las raíces de terror, la muerte del esquivo líder Daesh no pondría fin al ‘Daeshismo’ ”.
«Irán, con su plan Mundial contra la violencia y el extremismo, está a la vanguardia de la lucha contra Daesh y promueve un enfoque diplomático, estratégico e ideológico contra el daeshismo», indicó Rabiei y arremetió contra el apoyo de Estados Unidos al despotismo.
Aseguró que el terrorismo en el Medio Oriente y el norte de África proviene de políticas militares, dinero del petróleo y el apoyo de los Estados Unidos al despotismo, y aseguró que el EI no será destruido por bombas y misiles mientras existan los petrodólares.
En Europa, los primeros en reaccionar a la muerte del líder yihadista fueron el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien también consideró que su muerte sea el fin del Estado Islámico, y Recep Tayyip Erdogan, de Turquía, quien dijo que el asesinato de al-Baghdadi marcó un punto de inflexión en la lucha conjunta contra el terrorismo.
El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, también celebró la noticia sobre la muerte del líder yihadista y uno de los hombres más buscados del mundo, pero advirtió que la batalla en su contra y contra el extremiso internacional “aún no ha terminado».
Afganistán también celebró la muerte de al-Baghdadi, la cual calificó como un gran golpe para el grupo armado, que podría debilitar su rama activa en el sur de Asia, mientras que el secretario en jefe del gabinete de Japón, Yoshihide Suga, afirmó que fue un «paso importante hacia la paz y la estabilidad» en Medio Oriente.
«El gobierno afgano agradece la operación de las fuerzas estadounidenses que llevó a la muerte de al-Baghdadi», indicó Sed Sediqqi, portavoz del presidente afgano, Ashraf Ghani, en una publicación en Twitter, en la que destacó que la muerte del líder terrorista “es el mayor golpe para este grupo y para el terrorismo».
Por su parte, en una conferencia de prensa en Tokio, Yoshihide Suga dijo este lunes que «la lucha contra el extremismo no ha terminado» y reiteró el compromiso de Japón con la lucha contra la propagación del extremismo en todo el mundo.
En tanto, en Australia, el primer ministro, Scott Morrison, acogió con beneplácito la noticia de la muerte de al-Baghdadi y describió su asesinato como «significativo» en la lucha contra el extremismo, aunque consideró también que ello no es el fin del grupo, y menos del terrorismo.
«Somos conscientes de que la amenaza continúa y debemos permanecer siempre vigilantes. Seguiremos siendo tan vigilantes, trabajando con nuestros socios en todo el mundo», apuntó el primer ministro australiano.